Después de cuatro días de audiencia a puerta cerrada a principios de noviembre, los tres jueces designados por el TAS en Lausana emitieron su veredicto en una sentencia de más de 180 páginas, una decisión sin precedentes en la historia de la justicia deportiva.
Las «consecuencias» de las trampas rusas «no son tan importantes como deseaba la AMA», reconocieron los jueces en su decisión, que se justificaron diciendo que habían «tomado en cuenta cuestiones de proporcionalidad y en particular la necesidad de promover un cambio de cultura y animar a la próxima generación de deportistas rusos a participar en un deporte internacional limpio».
Los deportistas rusos se jugaban mucho. En Tokio (2021, Juegos de verano) y Pekín (2022, Juegos de invierno) solo podrán competir, bajo bandera neutra, aquellos que demuestran que nunca recurrieron al dopaje.
Aunque la suspensión se aplica hasta el 16 de diciembre de 2022, sus efectos sobre el Mundial de futbol que concluirá en Qatar dos días más tarde no están claros: el comunicado del TAS no precisa cómo se puede aplicar su sentencia a los deportes de equipo.
Por otra parte, el TAS condenó a la Rusada, la Agencia Antidopaje Rusa, a pagar 1.27 millones de dólares (cerca de un millón de euros) a la AMA para reembolsar los peritajes realizados desde enero de 2019 sobre la manipulación de las muestras del laboratorio de Moscú.
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