En el texto se argumentó que la sociedad tiene la costumbre de decir que, cuando una mujer está dedicada al hogar “no trabaja”, lo cual es completamente falso, porque dedica gran parte de su vida a realizar cosas que no son remuneradas.

Entre las actividades domésticas, está la preparación y servicio de alimentos junto con la limpieza de la vivienda. El aseo y cuidado de la ropa y calzado, así como el mantenimiento, instalación y reparaciones menores del hogar.

A la lista también se suman los pagos y trámites que deben realizarse como el pago del agua, luz, teléfono, internet, por mencionar algunos ejemplos. Así como la gestión y administración del dinero para tener finanzas sanas.

En el estudio también se mencionó que, a veces el cuidado del hogar también provoca cuidados especiales a integrantes del hogar con enfermedades crónicas, temporales o alguna discapacidad. Estar al pendiente de hijos recién nacidos o en sus primeros años de edad que requieren mucha atención.

Según los datos expuestos, el año pasado, Puebla contó con un total de un millón 453,749 mujeres que forman parte de la población que no trabaja y recibe un sueldo por ello. De la cifra total, el 68 por ciento estaban dedicadas al hogar, lo que se traduce en 988 mil mujeres.

El 18 por ciento de este sector era estudiante, que representa 261 mil. El resto de las mujeres está distribuido en personas de la tercera edad o jubiladas que ya perciben un dinero cada cierta temporalidad, y eso ocasionó que ya no trabajen.

En el mismo periodo, un total de un millón 238 mil mujeres estaban ocupadas económicamente activas, es decir, que se desempeñaban en algún trabajo del mercado laboral y reciben dinero por eso.