Por otra parte, Rogelio Ramírez, dueño de una papelería ubicada en la Plaza Mesones, relata que para mantener sus ventas y ser empático con la economía de las familias, opta por vender la mayoría de sus productos por pieza.

Los básicos como lápices, gomas, plumas, trato de apoyar a los padres de familia. Les vendo desde una pieza, porque me doy cuenta que la situación es crítica y entonces no me cuesta nada apoyarlos”.

La expansión de productos chinos

Aunque disminuyó el cierre de las papelerías, el reto actual que es la llegada y popularización de mercancía proveniente de China.

En este sentido, Diego Céspedes explica que, durante los últimos tres años, a partir de la pandemia y los problemas de Estados Unidos con China, se creó un exceso de producción, del cual se destinaron estos productos a México, pero sin las medidas adecuadas.

Por ende, dichas tiendas se mantienen en la informalidad debido a que la mayoría no emite facturas y gran parte de los productos no cumplen con las normas de toxicidad o regulaciones.

Estimamos que hay 300,000 metros cuadrados de tiendas ilegales chinas a nivel nacional”.

Dicha informalidad pone a las papelerías formales en una situación complicada debido a que tienen que pagar impuestos y la renta del lugar.

“Las ventas están muy caídas a comparación del año pasado, aparte nos afectaron un poco los productos chinos porque ya nos invadieron y lo que se va generando en cuestiones de artículos escolares es muy poco”, explica Rogelio Ramírez.

Este no es el único caso porque en el otro extremo de la calle de Mesones, se encuentra una papelería que vende únicamente productos nacionales y de acuerdo con la persona encargada del negocio, quien prefirió mantener su nombre en anonimato, la llegada de productos chinos les ha afectado considerablemente porque al ser más baratos, la gente opta por ellos, pero la calidad es muy baja.

La gente dice que está más barato, pero no son originales y las tiendas tienen todo original, dan garantía, pero aun así sigue afectando”, expresa.

Asimismo, la diferencia de precios, aunque sea mínima, los mexicanos prefieren comprar los útiles escolares más baratos sin importar la calidad de los mismos y a causa de esto, Rogelio Ramírez menciona que le afectó para cubrir los gastos de cada mes, como la renta, luz, comida y el pago a sus dos empleadas.

“Hace unos 10 años la plaza de mesones estaba llena, ahorita no hay mucha gente. Algunos ya entraron y otros la próxima semana, y aquí estamos cruzados de brazos esperando a ver qué nos compran”, menciona Rogelio Ramírez.

Mercancía robada y pirata

Dentro de esta lucha por proveer útiles escolares, las papelerías tienen que competir con los puestos ambulantes que se encuentran en la vía pública.

Diego Céspedes argumenta que la mercancía que manejan en la informalidad proviene del contrabando pirata de las marcas más conocidas en el mercado, aunado al robo de tráilers en el cual a las pocas semanas se venden alrededor de la calle de Mesones y Regina, así como en la Merced y Tepito.

En cuanto al negocio de Rogelio Ramírez con más de diez años de operación, ha decidido recomendarle a sus clientes que compren productos nacionales y originales a pesar de que el precio sea un poco elevado, pero al menos tendrán la garantía de que sea funcional y de buena calidad.

Entiendo que este problema no es particular del sector, pero si tenemos mucha mercancía con marcas líderes mexicanas que registran donde la mercancía es pirata”, menciona Diego Céspedes.