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Algo más que una consulta, urge una formación ciudadana
Jaime Navarro Saras*
Los mexicanos no estamos acostumbrados a participar en consultas ciudadanas para incidir en la toma de decisiones gubernamentales de cualquier índole, las posibles razones de ello es porque a lo largo de a historia hemos tenido gobiernos que no suelen hacerlo ni por gusto y ni por interés, éstos sólo toman en cuenta a los ciudadanos cuando llegan las elecciones para poder llegar al poder, una vez que sucede, nunca más cuentan con ellos; y los políticos una vez en el gobierno terminan decidiendo qué hacer y qué no hacer, al margen si lo hacen bien o si lo hacen mal, si sucede esto último no hay manera de que paguen por los malos actos y por los hechos de corrupción.
Lo sucedido el domingo pasado, más allá si se está a favor o en contra del gobierno federal que encabeza Andrés Manuel López Obrador, representa un primer intento por poner en práctica las consultas ciudadanas, el hecho (y al margen de la cantidad de participantes y el resultado del ejercicio) da cuenta de la educación ciudadana que se tiene en México y, visto así, evidentemente ésta es muy pobre, chata, deficiente y es un excelente caldo de cultivo para quienes deciden las cosas en el gobierno de manera autoritaria.
Es claro que la educación ciudadana como proyecto educativo implica una responsabilidad y un gran reto para las instituciones sociales, especialmente las escuelas y, sobre todo, la familia.
El modelo de sociedad en México está hecho para dos cosas, para no participar en las decisiones de gobierno y para no generar acciones de voluntariado y, con ello, permitir la mejora del contexto, la calidad de vida y el círculo cercano donde se convive. Fenómenos como el de la limpieza, el orden y la seguridad serían otros si fuéramos más participativos y trabajáramos en conjunto para la mejora; regularmente nos quejamos de que las calles y las plazas están sucias, pero pocos nos involucramos en la limpieza y, en cambio, ensuciamos y queremos que el gobierno o alguien ajeno a nosotros se encarguen de ese servicio.
Ojalá y que las consultas se vuelvan una práctica en México para incidir en cualquier tipo de acción que sirva para el bien común y la mejora en la toma de decisiones o, cualquier otra cosa en lo que no estemos de acuerdo como ciudadanos. Mientras ello sucede le vendría muy bien al país y a sus ciudadanos que las instituciones generen proyectos donde se eduque e incentive la participación, desde lo muy básico en el contexto cercano hasta poder llegar a las macro decisiones y, con el paso del tiempo, pasemos de ser un pueblo agachón a un país que exige sus derechos e incide de manera participativa en las grandes decisiones.
*Editor de la Revista Educ@nos. jaimenavs@hotmail.com
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