Cosas que debes hacer antes de castigar al niño

By on noviembre 30, 2021

Cuántas veces hemos dicho u oído la frase…»hasta que no regaño o castigo a mi hijo no me hace caso», » ya le he castigado con todo y sigue igual, no hace caso», «da igual que le castigue, parece que le da lo mismo, al rato está igual, no le hace efecto».

Los castigos por lo general, no son efectivos en los niños. Les castigamos sin tele, sin tablet, sin bicicleta, sin juguetes… Ya no podemos quitarles más, y aun así siguen teniendo comportamientos que no nos gustan. Es hora de cambiar de táctica y hacer otro tipo de cosas antes de castigar al niño. 

Consecuencias de los castigos en la infancia

Castigar al niño tiene consecuencias negativas en el niño, y además no suele ayudarnos a conseguir lo que queremos, que es que el niño deje de hacer algo o cambie una conducta. Cuando castigo al niño le enseño que es «malo», le doy datos negativos para la construcción de su autoestima y su autoconcepto (soy malo, soy un cochino, soy egoísta, soy un pegón). Los niños suelen actuar según lo que creen de sí mismos,  y si creen que son malos, se portarán mal, porque ellos son así.

Además el castigo suele frustrar mucho a un niño y no le ayuda a mejorar su comportamiento, pues normalmente se enfadará más y se » portará peor». Lo que puede llevar a que le volvamos a castigar, nos enfademos aún más y pongamos un castigo excesivo, ( una semana sin ver la tele, no ir al cumple de un amigo…). Y sobrecastigar al niño es negativo porque al final, se acostumbran a no tener nada, por lo tanto no le importa que le dejemos otra semana más sin bicicleta.

La alternativa efectiva al castigo está en las normas, los límites, en establecer consecuencias a sus acciones y por supuesto, y lo más importante, reforzar sus conductas adecuadas para que sean las que se repiten.

Qué hacer antes de castigar al niño

Muchas veces los niños se portan mal para llamar nuestra atención. Los niños pueden hacer asociaciones del tipo, «cada vez que pego a mi hermanito mamá y papá me hacen caso, así que para que me hagan caso, tengo que pegar a mi hermanito», aunque hacerle caso signifique regañarle y castigarle, el caso es que tiene la atención de los papás. Por lo tanto, debemos adoptar una estrategia preventiva, es decir, cuando el niño esté en casa jugando, o en el parque y esté tranquilo, reforzaremos esa conducta, felicitarle por lo tranquilo que está, o porque ha dejado un juguete. Es decir, fijarnos mucho en las conductas positivas y reforzarlas, en lugar de fijarnos sólo en las negativas, ( pues así solo logramos reforzarlas).

Cuando castigamos al niño, solemos tener el objetivo claro de que lo hacemos para que la conducta no vuelva a repetirse, que el niño aprenda que eso no se hace. Pero más positivo que castigarle, es ayudar al niño a conseguir metas y objetivos, y para que los consiga tiene que saber qué es lo que esperamos de él o qué tiene que hacer en determinados momentos, (si le llamo que venga, que se coma todo, que recoja los juguetes).

Otro punto importante es establecer consecuencias a las acciones de los niños, (consecuencia no es lo mismo que castigo). Por ejemplo, si no recogemos los juguetes mañana no podremos jugar con ellos, podrá jugar con la pelota, la bici, podrá ver la tele, pero no podrá usar los juguetes. No castigamos sin jugar, (para que se aburra y aprenda), sino que no va a poder usar ese juguete, pero sí otros. O por ejemplo, si antes de dormirse, tarda 20 minutos en lavarse los dientes perderá tiempo de lectura de cuento. No le dejamos sin cuento, pero si tarda más de un cierto tiempo, ese tiempo se pierde de la actividad siguiente.

Por lo tanto más que castigar al niño, hay que enseñarle que lo que hacemos tiene unas consecuencias y debo aceptarlas, (como cuando me salto una norma de circulación y me multan, por ejemplo).

En resumen, antes de castigar al niño, debo pararme a pensar en qué quiero conseguir, y cómo puedo conseguirlo sin tener que llegar al extremo de castigar al niño, que además, no nos ayuda a que las conductas cambien.

Algunas pautas:

– Anticipa a tu hijo lo que quieres que consiga/haga. Establece metas.

– Refuerza conductas positivas y corrige las negativas.

– Establece normas y límites claros y consecuencias cuando se salten esos límites.

Si cambio la perspectiva, si refuerzo lo positivo, si pongo normas y límites claros y unas consecuencias coherentes y adecuadas a las conductas de los niños, evitaremos castigar al niño, enfadarnos y llegar a situaciones que suelen ser desagradables y frustrantes para todos.

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