En tanto, en el mismo evento, aseguró que “Nadie Afuera, Nadie Atrás” fue la respuesta al desafío de la pandemia, porque hizo que los docentes poblanos dieran un seguimiento particular a sus alumnos. Sorcia Ramírez sí continuó brevemente en esa línea, pues en febrero de este año, presumió este programa. “Su propósito fue evitar que el rezago provocara abandono escolar y que tuviéramos un problema complicado de resolver”, dijo.
De ambos programas no existe una actualización con la actual secretaria, quien ahora tiene menos de un año para plantear sus propias estrategias, un reto complicado y casi imposible, pues con la próxima jornada electoral del 2024 alguien más ocupará dicho cargo, opinó Cruz Vadillo.
“Eso indica que habrá otro cambio más, no sabemos si es cambio de partido o no, pero hay transición de personas y de perspectivas, cambian las políticas y eso nuevamente no ayuda (…) En mi opinión, no es algo que vayamos a resolver, ni siquiera en el próximo ciclo escolar”, advirtió.
Educación postpandemia sí mejoró, pero no en todos
De acuerdo con la Evaluación Diagnóstica de la SEP, que abarcó un fragmento de 811 mil 423 alumnos en la entidad de nivel básico, el ciclo escolar 2021-2022 concluyó con un poco más del 70 por ciento de rezago en matemáticas y lenguaje en estudiantes de nivel preescolar, del 50 por ciento en matemáticas y lectura en nivel primaria, y del 60 por ciento en las mismas áreas de secundaria, situación que puede reflejarse del mismo modo al término del presente periodo, coincidieron académicos de la Ibero y la UPAEP.
Aunque docentes y autoridades educativas no están de brazos cruzados, es posible que las acciones vigentes no tengan impacto. “Incluso un 33 por ciento de lo que se sabía se perdió y lo que veo aquí es que no se tiene todavía una solución a corto plazo”, opinó Cruz Vadillo.
En contraste, y a modo de ejemplo, las escuelas particulares del mismo nivel en Puebla, que también son reguladas por la SEP, sí mostraron una mejoría en los últimos tres años, pese a que afrontaron un doble reto: disminuir el rezago y que los padres de familia continuaran eligiendo el sistema educativo particular, sostuvo Álvaro Barrientos Santos, presidente de la Federación de Escuelas Particulares de Puebla (FEPP), que aglutina a 78 instituciones al interior del estado.
¿Entonces qué hizo diferente el reto? A decir de Bárcenas Pozos, estas escuelas sí implementaron plataformas de comunicación mucho más asertivas, pero no solo eso, las condiciones de este sector educativo fueron diferentes al de los alumnos del sector público, pues de acuerdo con el presidente del FEPP, alrededor del 90 por ciento de estudiantes contaban con las herramientas digitales necesarias para hacer frente a la pandemia.
“A las escuelas particulares les va a tomar dos o tres años recuperarse en el ámbito del rezago educativo, sí logramos sacar adelante este reto, no como quisiéramos porque también hay diferentes contextos, tenemos ese doble reto, porque debemos convencer, persuadir a las familias con el valor agregado de un segundo idioma, la atención personalizada, que nos volteen a ver”, expresó Álvaro Barrientos.
La responsabilidad no es solo de los docentes
“De nosotros no se habla mucho”, compartió Marcela. Desde su papel como docente se percató que los retos a los que se enfrentó el magisterio en Puebla durante la pandemia parecieron no preocuparle a los demás, menos tres años después, pues ahora se les exige mejores resultados para que los alumnos de estos niveles egresen con total dominio de sus aprendizajes.
“No podemos alcanzar los mismos perfiles de egreso que las generaciones que no enfrentaron las mismas dificultades (…) el desarrollo siguió su curso, los alumnos crecieron, pero sin cubrir esos niveles que debían tener hace tres años, son aspectos que no podemos parchar por mucho que nos empeñemos, ya no hay manera de que las compongamos”, sostuvo.
Más allá del combate al rezago educativo, los docentes luchan por su adaptación a la “educación post pandemia”, aquella que dejó bancas vacías y escuelas sin maestros. “Durante los primeros nueves meses perdimos una cantidad importante de maestros, quedaron grupos descubiertos y una afectación emocional, porque nos sentimos vulnerados, perdimos a quienes no pensábamos que se iban a ir, que no hubiéramos perdido en otras circunstancias”, lamentó.
Pero el desafío no terminó ahí, quienes quedaron tuvieron que, a fuerza, buscar la forma de adaptarse al cambio o retirarse. Por esto, varios maestros de zonas rurales abandonaron sus centros de trabajo para regresar a sus hogares, no por apatía, sino por la falta de movilidad, de material didáctico, de acceso a la tecnología, de capacitación, aseguró.
“Hubo maestros que se organizaron con los camiones que ingresaban a las localidades rurales, con Bimbo, Coca Cola, para que pudieran llevarlos (…) Otros compañeros elaboraban cuadernillos y los imprimían con sus propios medios y los entregaban hasta allá porque los alumnos se quedaron sin conectividad”, narró.
Sin duda el rezago es una realidad vigente en el sistema educativo, que viene acompañado por la incertidumbre por lo que viene, por el temor de nuevas estrategias para recuperar el aprendizaje, tales como la no reprobación, misma que, desde su perspectiva, agravó el problema al incentivar el aumento de alumnos ausentes. “¿Cómo íbamos a saber que estábamos habiendo un trabajo eficiente?”, dijo.
La educación a distancia, la distracción de los alumnos detrás de la pantalla, la aprobación forzada para todos los estudiantes y la falta de control que los docentes experimentaron, fueron los factores que detonaron un deterioro en el sistema educativo poblano, con mayor gravedad entre las niñas y los niños de las escuelas públicas.
La pandemia agudizó el rezago: maestros
Alumnos de tercer año de secundaria que deberían conocer el Teorema de Pitágoras y tener la habilidad para resolver ecuaciones cuadráticas o de dos incógnitas, hoy están repasando temas para aprender a sumar, multiplicar y dividir correctamente; en tanto que, en el área de Español, los jóvenes mínimamente deberían dominar ejercicios de redacción y de comprensión lectora, sin embargo, hay aprendientes que nos saben leer de corrido o que se les dificulta escribir un texto.
Lo anterior es parte de la realidad a la que se enfrentan docentes de educación pública, quienes reconocieron que, con el final de la pandemia, no se terminó el problema del rezago educativo; por el contrario, señalaron que el reto es mucho mayor, debido a que un alto porcentaje de estudiantes llegaron al siguiente grado escolar, pero sin los aprendizajes esperados.
Laura Isela Pérez, docente de Matemáticas en nivel primaria y secundaria, señaló que previo a la pandemia, los reportes de evaluación nacional arrojaban puntuaciones bajas en las resoluciones numéricas. Con la llegada de la contingencia sanitaria, la problemática se agudizó al grado de registrar un retroceso de hasta cinco años.
“Las Matemáticas, desde siempre, han resultado algo difícil para los chicos; es una de las materias que con solo escuchar el nombre, le tienen miedo. Puedo decirte que antes de la pandemia teníamos jóvenes que quizá iban en tercero de secundaria y que tenían un conocimiento de primer grado (…) pero qué sucede, que ahora tenemos un rezago educativo de unos cuatro o cinco años en el que tenemos chicos que están en secundaria con un conocimiento de alumnos de tercero de primaria”, refirió.
La docente agregó que este fenómeno no solo es perceptible en los escolares de secundaria, sino también en nivel primaria, ya que los conocimientos que tienen no son afines al grado que cursan.
“Es difícil de creer, pero en educación pública tenemos alumnos que no saben leer todavía y que tienen alrededor de 11 o 13 años y que no saben sumar o hacer cuentas. Es algo difícil para uno como maestro, el poder enseñar la asignatura cuando no tienen los conocimientos básicos”, indicó.
Incluso, describió un fenómeno que denominó como los “alumnos fantasma”, es decir, aquellos que cumplieron con las actividades solicitadas para “pasar” de grado, pero que no obtuvieron el conocimiento pese a los esfuerzos y los canales de comunicación que se abrieron para estar en contacto con los jóvenes.
Fue por ello que los docentes implementaron estrategias específicas para hacer frente al problema de cada grupo, no obstante, coincidió con el análisis que hacen los especialistas respecto al tiempo que le llevará al sistema de educativo alcanzar un nivel favorable.
“A los maestros se nos exige alcanzar objetivos y, por ejemplo, en la escuela en la que trabajo se realizaron cuadernillos con los conceptos básicos para que todos repasaran y poder regularizar a todos los jóvenes. Se aprovecharon los puentes escolares y los fines de semana para que pudieran repasar algunos conceptos matemáticos y nivelar un poco la situación, si bien, el resultado no fue al 100 por ciento, sí pudimos avanzar un poquito”, señaló.
En este contexto, la docente consideró que tener rezago educativo en las aulas incrementa el riesgo de deserción escolar, principalmente en aquellos que van en nivel secundaria, debido a que el porcentaje de alumnos que desean continuar con su preparación escolar no siempre pasa el filtro más importante que consiste en aprobar un examen de conocimientos, y los muchachos apuestan por insertarse en el ámbito laboral aceptando trabajos con bajos salarios y prestaciones, panorama por el que también pidió a los padres de familia involucrarse en la educación de sus hijos.
“Tener el apoyo de ellos sería de gran ayuda porque desgraciadamente tenemos alumnos completamente abandonados por sus padres, que viven en el mismo hogar, pero de lo demás están completamente desatendidos y eso les afecta demasiado. Y por parte de las autoridades considero que sería relevante el facilitarnos el poder trabajar a nuestro ritmo, considerando que las necesidades y problemáticas son diferentes en cada zona”, mencionó.
Maestros y alumnos intentan ponerse al corriente
Selene Sánchez Rosas, docente de Español en nivel secundaria, refirió que aspectos básicos como el conocer las partes de una oración e identificar ideas principales de las secundarias es algo que los jóvenes deberían saber, pero la realidad que encuentra en el aula es otra: los alumnos van arrastrando aprendizajes que no alcanzaron a consolidar en el periodo correspondiente y se refleja en el hecho de no saber resolver ejercicios propios de su grado escolar.
“La verdad es que los maestros le han puesto muchas ganas y los chicos también han hecho un gran esfuerzo para ponerse al corriente, no obstante, sí hay un rezago escolar y considero que los más vulnerables fueron los que se enfrentaron a una transición: los que salieron de la primaria para brincar a la secundaria, aunado al hecho de adaptarse al proceso de aprendizaje en línea”, compartió.
El contexto socio-emocional, destacó, también es un factor que consideró fundamental, ya que ha observado una gran cantidad de jóvenes a los que les cuesta trabajo externar sus ideas y emociones, hecho que repercute en el desempeño escolar, puesto que la falta de seguridad y de autoestima no les permite desarrollarse eficientemente en el ámbito académico.
Aun con ello, enfatizó que los maestros buscan ejercicios y dinámicas para no dejar atrás a sus alumnos, e incluso aplican estrategias personalizadas con la intención de estabilizar al grupo y motivarlos a continuar con su formación académica.
“Yo siempre he dicho que la escuela es su segundo hogar, entonces, si en su primer hogar, que es la base de todo, hay problemas, claro que les afecta en el aprendizaje, y ¿qué pasó con la pandemia? Surgieron todo tipo de problemas emocionales y, de verdad, si tú te paras frente del grupo a escuchar todo lo que tuvieron que enfrentar, te darás cuenta de que es mucho lo que la pandemia les afectó”, sostuvo.
Bajo esta misma línea, refirió que una herramienta que ayudaría a los docentes a disminuir los índices de rezago sería el contar con un plan de trabajo integral y que a su vez les permitieran a las instituciones adecuarlo a sus necesidades, pues actualmente, dijo, trabajan bajo dos modelos de enseñanza: Aprendizajes Clave 2017 y el Plan Sintético Analítico 2023, mismos que son utilizados para diferentes grados escolares.
“Ahorita estamos con el Programa Analítico y Sintético, pero antes de este estaba el 2017 y antes de este estaba el de 2011 ¿en qué momento nos vamos a poner al corriente? Ahorita va a entrar el otro modelo de 2023 y ¿qué sucede? Que no hay continuidad, cuando debería existir un plan uniforme para que vayamos avanzando”, consideró.
Por último, reflexionó sobre la urgencia y necesidad de generar estrategias efectivas “desde arriba”, es decir, que se desarrollen planes de estudio para alcanzar los objetivos esenciales de cada nivel escolar, y que no se modifiquen con la llegada de nuevos gobiernos o bajo criterios particulares que solo afectan el desarrollo académico de los aprendientes.
“Si nos pudiera dar realmente un programa de estudio efectivo, sería fantástico, creo que así podríamos combatir todavía más este rezago, pero primero es importante que se pongan de acuerdo en qué programa se va a utilizar y que, aunque los gobiernos vengan y cambien, ya no lo muevan porque de esto también depende la calidad educativa de México”, finalizó.
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