De los individual a los colectivo

By on marzo 7, 2024

Como parte del empoderamiento de Elba Esther Gordillo Morales a su llegada a la dirigencia del SNTE en abril de 1989, se le quiso otorgar a su gestión una fachada, un cosmético, de un SNTE preocupado por el desarrollo profesional del magisterio.
Eran los tiempos de discurso político de liberalismo social, era el momento de los intelectuales orgánicos de un salinismo modernizador que en materia educativa cocinaba el lanzamiento del programa de carrera magisterial.
La nueva lideresa acunada, respaldada, financiada; la cuña política contra la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación.
Era el momento de continuar la extracción de cuotas y vender políticamente la franquicia, de renovación de los mecanismos de control sección por sección, momento para desactivar por todos los medios –posicion Maquiavélica– la disidencia magisterial.
Discrecionalmente, el poder del gremio, las formas reproductivas de los liderazgos cuya estafeta entregó “involuntariamente” Carlos Jongitud Barrios se deslizó de nueva cuenta hacia el poder unipersonal, por primera vez hacia una mujer.
Neoliberalismo y educación, Tratado de Libre Comercio y educación, Consejo Nacional Técnico de la Educación, modernización educativa, maestros y maestras, el SNTE.
La era del logro individual, del desempeño particular, la fase de advenimiento e instauración en el imaginario de la organización; la unidad y el ser colectivo para las demandas laborales, la noción de gremio, la noción de unidad se transformaba en las conciencias individuales.
La retórica comunidad de aprendizaje de escasa data tiene un gran obstáculo epistémico social en las mentalidades de un yo enraizado y un nosotros oportunista y debilitado.
El ser comunidad normalista son sus componentes de relación y solidaridad es muy distinto al ser trabajador de zona escolar, escuela, delegación sindical o centro de trabajo.
La formación inicial y continua de los maestros alienada y enajenada por el aspiracionismo en un telón de fondo del programa de carrera magisterial. La “pax” a la que se suman voluntariamente algunos impulsos de conciencia y politización, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación como nicho ecológico de reacomodos y falsos alineamientos mientras en el mundo se derrumbó la URSS, el muro de Berlín y nacionalmente encarcelan al líder petrolero Joaquín Hernandez Galicia “la Quina” y sindicalmente se derrumban los falsos imaginarios de “Vanguardia Revolucionaria” y se da lugar al maiceo con regalos de camionetas Hummer y otras invisibilidades.
En un discurso dominante en donde la noción de calidad de la educación era casi un salmo común, la ventana que abren los líderes de pequeña estatura moral pero con estructuras hereditarias autoritarias, lejos, muy lejos de la democratización del gremio.
La academia como garlito para las masas, como exacerbación del individuo y su desempeño premiado; la valorización social del magisterio excesivamente hablada mientras el corporativismo, crónica patología gremial de confeso centralismo, hace sistema circulatorio en una sola dirección.
Posicionar un discurso a favor del desarrollo profesional de los maestros y maestras como ranura que abrió el sindicalismo al que casi desdibuja la coyuntura política.
La academia dicha y la academia promovida. La purificación de la grey, más líderes y pseudolíderes en el mercado de los títulos y grados. Los convenios y patrocinadores, las publicaciones, los pliegos petitorios y los congresos seccionales. La compra-venta de títulos y grados.
La Profesionalización de los maestros y maestras, los concursos escalafonarios. Los diplomados chafas, niveles de licenciatura, maestría y un poco más tarde los de doctorado, en el torneo legítimo de levantamiento de puntajes.
El gremio más poderoso de América Latina y sus sótanos.
El SNTE y sus manos sucias en la academia, los convenios con instituciones allende las entidades federativas, allende en menos casos de las fronteras nacionales.
La formación de profesores devaluada, las manos sucias del SNTE, la cultura del mérito y de la cercanía con los liderazgos sindicales, los aviesos fenicios que hicieron del lucro sentido existencial e hicieron el moche pedagógico.
La botana y la bebida, el eructo y sus propios familiogramas y redes idílicas.
La etapa meritocrática de los listados de carrera magisterial, los cursos nacionales y estatales. La lista de los puntajes en el escalafón de los trabajadores. El ascenso vertical, la mejora salarial horizontal.
Primero el individuo, después el colectivo.
Los presupuestos para la formación inicial y continua como parte de las mesas de negociación de las comisiones mixtas.
Lana para cursillos, becas para estudios de posgrado de los compas, las brechas salariales legitimadas entre las masas de docentes.
Los puntos y las décimas, los factores.
El hoy, la 4T y el proyecto de la Nueva Escuela Mexicana, los frutos de adscripción del SNTE, la senaduría morenista para el actual líder Alfonso Zepeda Salas con algunas ínsulas de doble moral política como el estado de Jalisco que nada en aguas de mantos freáticos naranjas.
Los maestros y maestras reconvertidos, colaboracionistas, suspirantes siempre de un cachito de pastel. El círculo cercano de la actual administración, del sector educativo con meses de campaña, la insoportable levedad de Recrea academy y Recrea Familia “ideal”. Los alfaristas desorientados, los seguidores de Pablo Lemus con cruz cristera al pecho quien afirma que de ganar dará reversa al cobro por la verificación. Alfaro y la justificación del programa de verificación responsable.
La ciudadanía y su sentir.
El Programa Nacional de Formación Continua al que se suma el SNTE en la coyuntura electoral y negociadora del momento, la oposición al actual USICAMM más selectivo que aquel neoliberal programa de carrera magisterial, por aquello de los límites presupuestales y las prelaciones.
La calidad educativa citada, como si importara, en los pasillos y oficinas donde se hace gestión sindical de los temas sustantivos con abulia y dejadez.
Las rutas de los nuevos acuerdos, los líderes de carteras de representación sindical que no les limita participación; los nombres que aparecen en procesos de ascenso vertical y promoción horizontal alternadamente.
El desarrollo profesional del magisterio como bandera política, el ethos colectivo no recuperado en este sistema de castas y de brechas salariales generado por esa competencia intergremial por los mejores salarios y los ascensos.
Desarrollo profesional para algunos en ventaja, como antítesis de unidad.
El Ser colectivo alienado, la idea rectora de unidad sindical literaria en estado de emergencia.
La dictadura del individualismo y la lucha por las migajas que los sistemas evaluadores del magisterio permiten. El parto en el monte de generaciones de docentes distantes de su organización sindical.
La generación de líderes sindicales que han lucrado con la oferta formativa, la dimensión político sindical débil, la eterna repetición de los mismos o de sus vástagos que ascienden y ganan mejor.
El cambio cualitativo en el enfoque de la formación de profesores aún por concretar, la transformación de lo particular a lo comunitario aún no ha sucedido.

Con información: Revista Educarnos

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