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La vida en las escuelas… Durante la pandemia
Miguel Ángel Pérez Reynoso*
Existen dos títulos de libros que se convirtieron en clásicos o por su metodología “La vida en las aulas” de Philip W. Jackson de 1968 o por el abordaje de los contenidos “La vida en las escuelas” de Peter McLaren ambos libros dan cuenta de cómo se vive la vida cotidiana en las escuelas y al interior de las aulas.
Dichos textos, fueron hechos no solo a partir de una metodología cualitativa (etnografía) o a partir de una crítica a la vida de las escuelas. Pero nunca se había presentado un contexto atípico asociado a una pandemia.
No se puede afirmar que hemos superado la pandemia que inició en el mes de marzo del 2020 y que ha continuado a todo lo largo del 2021 y parte de lo que llevamos en 2022. El problema no es el tiempo sino la forma de cómo cambian las condiciones de la vida cotidiana al interior de las escuelas. La vida en las escuelas durante la pandemia, puede decirse que en un inicio se entiende como un contra-sentido, la vida en las aulas cuando las escuelas estaban cerradas, están ausentes del servicio público, o sea, las escuelas estaban sin estar.
La vida en las escuelas pasó a reconfigurarse en espacios virtuales a partir del uso de plataformas digitales, es decir, la escuela estaba alojada en Meet, en Zoom, en Clasroom, etcétera.
Los estudios etnográficos tradicionales pasaron a utilizar una metodología nueva e inédita la virtual etnografía, la cual sirvió para observar y recuperar el tejido discursivo de lo que se hace, mediado de una pantalla regulada por entornos virtuales. ¿Qué se puede observar en una pantalla cuyos personajes se aparecen como sujetos anónimos? Y, ¿cuál es el sentido de las voces de los actores cuando hay infinidad fallas técnicas en la comunicación?
La vida en las escuelas durante la pandemia fue trasladada a las de estrategias virtuales, las preguntas son: ¿es el acto educativo en entornos virtuales lo más importante para atender a sujetos vinculados con procesos educativos?, ¿entre la presencialidad y la virtualidad no existe otra forma que sirva como alternativa para garantizar que los sujetos sean capaces de adquirir y desarrollar los aprendizajes esperados?
No, parece que nuestra mirada deberá regresar a lo que hacíamos antes, las innovaciones tecnológicas de virtualizar el acto educativo sirvieron de muy poco para garantizar avances en el aprendizaje de niñas, niños y jóvenes.
¿Qué es lo que queda por hacer? La vida en las escuelas deberá rescatar lo más valioso del acto directo en el acto de educar, pero mejorando las estrategias y las distintas formas de acompañamiento. Educar significa acompañar de manera adecuada a los sujetos en el proceso de aprender y para garantizar avances en el desarrollo cognitivo, lo afectivo y lo socioemocional.
Al definir con claridad la vida en las escuelas (durante la pandemia) deberán definirse, no solo las metodologías de cómo hacer para garantizar la construcción de conocimientos o los contenidos que deberán definirse en el encuentro entre docentes y alumnos articulados en un currículum flexible; sino más bien, lo que deberá decidirse con respecto al encuentro entre docentes y alumnos, es la forma de definir el acompañamiento para garantizar mejores resultados educativos.
*Doctor en educación. Profesor–investigador de la UPN Guadalajara, Unidad 141. safimel04@gmail.com
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