Omisiones educativas

By on febrero 28, 2024

El mensaje de la reforma educativa del gobierno de Enrique Peña Nieto a la educación pública y, de manera especial, a la formación de maestros era que cualquier persona con licenciatura podía trabajar como docente en las aulas y, en efecto, así fue, se abrieron convocatorias para ingresar al servicio docente en la educación básica sin más, y cuyo único requisito era tener una cédula profesional en cualquiera de las ramas del conocimiento, lo mismo solicitaron su ingreso abogados, médicos, ingenieros, psicólogos, nutriólogos y demás, no importaba la institución de origen, aunque prevalecieron las universidades públicas y privadas, en cambio, las escuelas Normales, la UPN y demás instituciones encargadas de formar docentes dejaron de ser los principales espacios para ello, además porque los perfiles de ingreso al servicio se ampliaron hasta el infinito.
El tiempo nos dijo que la experiencia docente era fundamental para poder ingresar al servicio, no por algo las escuelas formadoras de docentes le dedican un espacio importante a la práctica docente, en donde los estudiantes asisten a las escuelas, primero como observadores y posteriormente como practicantes acompañados del docente titular y sus asesores, aun con ese tipo de experiencias a los estudiantes (una vez egresados) les resulta complicado atender un grupo de alumnos y no es, sino hasta pasados unos años en el servicio docente, cuando logran desarrollar un estilo propio y una serie de habilidades, competencias y mañas con las que cargan por años, algunas veces las políticas educativas y los procesos de actualización logran mejorar lo que hacen.
El hecho de exigir la experiencia docente como requisito para ingresar al servicio magisterial en tiempos de Aurelio Nuño al frente de la SEP, trajo consigo una serie de vacíos y, se reconozca o no, un desprecio por las escuelas formadoras de docentes y su función a lo largo de más de 131 años (tomando como referencia a la Benemérita y Centenaria Escuela Normal de Jalisco, la cual fue fundada en 1892, o los 45 años de la UPN, fundada en 1978), ese sexenio es quizá el que más daño le ha hecho a la escuela pública y no tanto por lo que se refiere a los perfiles de ingreso al servicio, sino por los recortes presupuestales y reducirle a la nómina magisterial una buena cantidad de espacios, así como haber cerrado escuelas, quitado turnos y dejar los mínimos grupos de estudiantes en cada escuela.
Las herencias que dejaron (al menos en Jalisco) las políticas educativas nacionales de Peña Nieto las seguimos sufriendo a pesar de que ya pasó casi un sexenio, basta señalar los problemas de pago, los espacios laborales no cubiertos (a la fecha es rara la escuela que tiene todo el personal de base completo), los recursos materiales y presupuestales carentes o limitados previstos en el Programa la Escuela es Nuestra, los pendientes legales con los ATP, la falta de transparencia en la entrega de plazas por prelación, la ausencia de un programa de estímulos económicos equiparable al de Carrera Magisterial y muchos más etcéteras y, todo ello, con la complacencia de un SNTE cómplice, agachón y permisivo con la autoridad gubernamental, no importa que sea tricolor, azul, naranja o guinda.
Lo cierto es que a partir de esta semana en que inicia oficialmente la campaña electoral (a pesar que desde el año pasado no han dejado de hacer proselitismo los partidos políticos) esperamos ver en los discursos el tema de la educación, de los cuales no esperamos mucho, aunque nos conformamos con que corrijan lo concerniente a los derechos que le quitaron al magisterio y que las escuelas públicas estén en condiciones favorables y sean opciones viables para cumplirle a la población que las solicite y haga real el tema de la obligatoriedad de la educación básica.
Sabemos que van a llegar, sino es que ya están entre nosotros personajes que nos van a ofrecer mejores servicios educativos, como aquel candidato al gobierno de Jalisco que ya le prometió a uno de los posgrados abrirle una sede en cada uno de los municipios del estado y que son 125, lo cual suena muy bonito pero bastante contradictorio, ya que ese mismo partido político que administra la educación, no le ha pagado a los docentes de dicho posgrado por meses y han tratado a ese nivel educativo con las patas, pero hay ciertos personajes de la educación que así les gusta actuar y que le vamos a hacer…

Con información: Revista Educarnos

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