Educación en las elecciones

By on abril 8, 2024

Es poco frecuente relacionar las acciones de la política con la educación, más allá de generalidades, por ejemplo, la creencia de que una persona cuya educación ha sido larga y en planteles reconocidos será buen gobernante. Y, sin embargo, la educación tiene (o puede tener) una contribución muy importante en y para la política. Se trata de la comprensión, personal y comunitaria, del porqué la política es una actividad cuyas características son cruciales para generar y mantener una sociedad capaz de “encargarse” de lo necesario para el mayor bienestar de los habitantes de esa sociedad.

Hace unos años era común referirse al gobierno como “papá gobierno” pues la primera imagen de la democracia es un gobierno capaz de resolver todos los problemas, comunitarios y cada persona del lugar que gobierna. ¿Te duele algo? Ve con el gobierno. Tiene todo lo necesario para atender y curar (lo curable) de todos los habitantes del país. ¿Quieres prepararte y ser profesional? Ve con el gobierno, tiene escuelas para todos, universidades con profesores muy bien preparados y no cuestan. Esa imagen, poco a poco, se ha deteriorado o reducido. Y una causa, no la única y a la vez importante, la educación ha dejado de ayudar a los estudiantes a comprender la tarea de la política.

Prácticamente el siglo veinte fue de gran crecimiento, algunos dicen desarrollo, del aparato del gobierno, a la par de la economía privada bajo el protectorado del gobierno en las materias más importantes: finanzas, energía, leyes del trabajo, salud, y menos en educación y vivienda. Los últimos años de ese siglo vieron cómo se achicaba el gobierno, dejaba varias tareas a la iniciativa privada y al tiempo, se incrementaba la corrupción, lo cual incremento los negocios sucios y la discrecionalidad de la asignación del gasto gubernamental, con la sabida consecuencia de mala calidad. Alcanzó también a la educación. Sólo recordemos la “estafa maestra”.

Así, la política al atender sus tareas y sus procesos necesarios para la operación del país en su conjunto afecto a la educación, por un lado, dejó de considerar los estudios que señalaban los defectos de la acción del gobierno y por otro prefirió mantener a una burocracia de su lado, en la cual incluyó a las asociaciones magisteriales. Por su parte los estudiosos de la educación daban cuenta cómo los jóvenes poco se enteraban de la política, tanto en sus elementos de ciencia como de las prácticas de los gobernantes y sus comparsas. Así, se ha olvidado la importancia de la política para el desarrollo educativo y a la vez la importancia del estudio del desempeño de la política, lo cual impidió un desarrollo nacional de la educación y de la política educativa del gobierno.

En estos tiempos hay una oportunidad de bien relacionar educación y política, y a la vez de recuperar, al menos en las intenciones, la mutua influencia entre educadores, estudiantes, comunidad y políticos, para que cada quien desde su función y carácter pueda crecer y sobre todo pueda propiciar en los estudiantes y sus familias una más amplia y vital comprensión de la política nacional, empezando por la función de las elecciones y la manera de considerarlas como la mirada del habitantes del país, informada y ponderada en las escuelas, sobre el rumbo a seguir por el gobierno para mejorar lo deficiente, frenar la generación de violencia y llevar la educación al lugar que merece. Esto es lo que se juega, votos mediante, en las elecciones de junio.

Con información: Revista Educarnos

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