La Educación en el techo de la política. La política en el sótano de la educación

By on agosto 17, 2021

Revista Educarnos

La política y la educación se han tornado en hermanos incómodos, una tiene como misión la formación humana, la otra se define por el uso del poder entre humanos. Pierre Bourdieu, cuando aborda el asunto de la conformación de los campos como espacios de disputa social, decía que el campo educativo estaba copado, por el campo de la política. Es decir, que los asuntos que tienen que ver con las distintas perspectivas pensadas en favorecer el desarrollo y la formación humana están siendo copados por formas de ejercicio de distintos estilos de ejercer el poder.

Educación y política; es decir formación y poder se han engarzado de manera forzada a lo largo de la historia. La educación no es neutral en términos ideológicos, la política mucho menos, en esta última es en donde descansa la fuerte carga de orientaciones ideológicas (izquierda, centro, derecha, socialdemocracia, etcétera). La pregunta sería ¿por qué la política se entromete tanto en la educación y por qué la educación poco puede hacer para desligarse de la política?

La respuesta no es sencilla, para ello necesitamos hacer un recuento a lo largo de la historia de las ideas, desde la época Victoriana, la ilustración hasta llegar a las ideas modernas y en las últimas fechas postmodernas.

A la política le interesa sobre manera, mantener el control sobre la educación porque atrás de ello esconde el asunto del control sobre el desarrollo humano, la orientación de los fines, valores y el ideal de hombre y del futuro ciudadano. Dicha orientación, está dirigida desde el origen por decisiones políticas. Y en ello la crítica que se le hace a la educación neoliberal tiene que ver con tener una fuerte injerencia política cuya intencionalidad está relacionada con el hecho de que la sociedad neoliberal pretende formar a un sujeto consumista, alienado, que fácilmente pueda ser controlado por los ejes de poder.

Todo lo anterior sirve como marco de referencia para vincular con nuestra realidad concreta, vivimos en una sociedad que ha mercantilizado a la educación, el debate entre lo virtual o lo presencial en esta fase de la pandemia no pone en el fondo el asunto de ¿cómo nos formamos mejor?, sino más bien qué modalidad es más cómoda o implica menos esfuerzos.

Además, la disputa de los proyectos políticos y su concreción en los partidos que actualmente siguen en la palestra, nos lleva a concluir que la educación no es el asunto de verdadero interés, lo es el asunto de las aspiraciones de poder de gobernantes que confunden sus fines con los medios y terminan por deteriorar la poca calidad del servicio educativo que prestan.

El debate educativo de las campañas políticas no es en términos verdaderamente pedagógicos, es un debate que no coloca en el centro los verdaderos puntos de la disputa política/educativa.

Necesitamos replantear en el fondo la relación política–educación, y que la educación pueda blindarse, es decir, que se rija por principios verdaderamente educativos que discutan las y los educadores y no los políticos y que el punto de llegada sirva para conformar un mejor modelo formativo para las niñas, los niños y los jóvenes de nuestro entorno.

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