MAESTROS: Pesos más, pesos menos

By on octubre 3, 2016

Gustavo Santín Nieto

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 MAESTROS

Cierto, ¿de qué se reía el encargado del despacho de Hacienda y del Crédito Público de la nación cuando entregaba a la Cámara de Diputados el anteproyecto de presupuesto de egresos de la Federación 2017? Si los destinos de la conducción de la economía nacional quebrada se encuentran en manos de quienes, argumentando sinrazones internacionales, perjudican al pueblo y justifican la entrega de un anteproyecto que reducirá al mismo tiempo el presupuesto de la nación y el gasto de las familias. Mancera tiene razón cuando le pregunta a José Antonio Meade Kuribreña que de qué se reía, parafraseando a Mario Bennedetti, si el diseño de la política económica de la actual administración federal, desaparecerá el fondo de capitalidad de la Ciudad de México, redundará en una disminución del gasto social y en un incremento generalizado de precios (vía impuestos) incluidos los de la canasta básica.

Sin embargo, aunque el daño es evidente, quieren dorarnos la píldora declarando que en materia educativa “quedarán intactas las áreas prioritarias” a pesar de una reducción presupuestal propuesta en el Anteproyecto de Presupesto de Egresos de la Federación 2017 (APEF2017) por más de 30 mil millones de pesos (31 600 millones de pesos). Diputados priistas corresponsables de la crisis económica por la que atraviesa el país, solicitan “responsabilidad y prudencia” para no afectar el gasto en programas sociales y “apoyar” sectores como la educación y la seguridad pública. No obstante apuntalan reducciones al presupuesto del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) por cifras mayores a 20 por ciento del total, cuestión que impactaría al desarrollo de la investigación científica en el país y a instituciones como la Universidad Nacional Autónoma de México (Enrique Graue), lo mismo que al “gasto operativo del Tecnológico Nacional de México”. El APEF2017 contempla una reducción presupuesta al rubro Educación Pública equivalente a 12.3 por ciento (de 302 986 555 681 pesos en 2016 a 265 704 185 221 pesos en 2017).

Aunque quedaran intactas la áreas prioritarias, la “participación relativa” del gasto educativo, “en el gasto programable… Se ha desplomado de 34 por ciento en 2007 hasta 29.3 en lo que va de 2016; en el total del gasto público presupuestario disminuye de 20 a 17 por ciento en el mismo periodo. En términos reales el gasto en educación sólo ha crecido en 33 por ciento de 2007 a 2015” (La Jornada, México SA, Carlos Fernández–Vega, 1–10–16). Un comparativo del ramo 11 –Educación Pública– del Proyecto de Egresos de la Federación 2016–2017 (1 Programas federales, 1.1 Subsidios: Sectores social y privado o entidades federativas y municipios, 1.2 desempeño de las funciones, 1.3 Administrativos y de apoyo) muestra qué tan intactas quedarían algunas de las “áreas prioritarias”. Los programas de apoyos a la cultura, fortalecimiento de la educación temprana y el desarrollo infantil, de inclusión digital, para la atención de problemas estructurales de la UPES (Universidades Pedagógicas), de protección y conservación del patrimonio cultural, protección de los derechos tutelados por la Ley Federal del Derecho de Autor, servicios culturales, planeación, seguimiento y evaluación de políticas públicas, quedarían en el APEF2017, sin un solo peso asignado, cuestión que equivaldría a una reducción de 100 por ciento del presupuesto del año anterior.

Los programas de infraestructura física educativa, educación inicial y básica comunitaria así como el de educación para adultos, correspondientes a la prestación de servicios públicos (1.2.E) sufren una merma presupuestal de 7 831 203 pesos (3.9 por ciento), 1 858 pesos (0.0 por ciento) y de 845 149 920 pesos (26.9 por ciento). Bajas sensibles porque las entidades y los municipios trasladarán la reparación y el mantenimiento de las escuelas a los padres y madres de familia, dejará de crecer la atención a quienes más lo necesitan, la de los hijos e hijas descendientes de los habitantes de los pueblos originarios y las comunidades rurales, y se ahondará la brecha del rezago educativo en perjuicio de los adultos mayores a los 30 años de edad. La producción y distribución de libros de texto y materiales educativos pasará de los 2 349 millones de pesos en 2016 a tan solo 1 557 millones de pesos en 2017, una reducción de poco más de 792 millones de pesos equivalente a una pérdida porcentual de 33.7 por ciento de su presupuesto anterior.

Programas sujetos a reglas de operación como Prospera (programa de inclusión social) y el programa nacional de inglés mantendrán los 29 152 424 805 pesos y los 789 024 100 pesos asignados para el ejercicio 2016, mientras que otros como el del fortalecimiento de la calidad educativa, verán mermado su presupuesto en un 38.9 por ciento (1 839 millones de pesos). Los programas para la inclusión y la equidad educativa y el programa para el desarrollo profesional docente perderán un 37.7 por ciento y 37.5 por ciento respectivamente, porcentaje que representan en números absolutos (231 y 991 millones de pesos); en tanto que los programas de cultura física y deporte y el programa nacional de convivencia escolar, serán afectados con porcentajes equivalentes al 25.6 por ciento cada uno (528 y 89 millones de pesos). El programa estrella denominado “Programa de la reforma educativa”, será reducido prácticamente a la mínima expresión al perder 71.9 por ciento del presupuesto que se le asignara en 2017. El programa nacional de becas disminuiría 15.4 por ciento, casi dos mil millones de pesos y el de escuelas de tiempo completo, mil millones de pesos cerrados, 9 por ciento menos que el asignado en 2016 (once mil 061 millones de pesos).

Pero no solo se trata de unos pesos más o unos pesos menos.

La reducción presupuestaria impactará en el corto plazo a quienes dejaran de recibir los subsidios que les permiten asistir a la escuela, lo mismo que a quienes se pretendería formar como mejores maestros y maestras. Los programas que buscaban mejorar la inclusión educativas de quienes se encuentran marginados, la equidad de género y combatir la violencia en el ámbito escolar esperarán mejores tiempos y de la mismas manera los destinados a combatir la obesidad en la edad infantil. Dios nos agarre confesados.

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