Mexicanos adoctrinados, obedientes, controlados y sumisos

By on junio 9, 2014

Por: Mtro. José Luis García Barcala*

 

Somos perros. No menosprecio a los animales hermosos de rabo y largas orejas, peludos y juguetones. Pero somos perros en el sentido quizá despectivo de la palabra. Movemos la cola con el mundial del fútbol o con una despensa en época de elecciones. No te hagas ahí, cuando nos dan un periodicazo es una lección. Aprendemos con el estímulo: multa si no lo haces, multa si no pagas a tiempo tus impuestos, multa si repruebas una materia.

El estado ofrece educación gratuita porque en realidad no es educación, es adoctrinamiento; es forjar soldados para soportar las duras batallas del costumbrismo y la mediocridad. Y como es gratis, meneamos la cola, sin observar que es deficiente y aniquiladora de la libertad humana; que es masiva, enajenante, subversiva. Nos lleva a comportarnos como el amo quiere que lo hagamos, a cumplir sus normas y a defenderlas como convenientes, edificadoras de nacionalismo. J. R. Kantor (1963-1990) dijo que este conductismo es una renuncia a las doctrinas del alma, la mente y la consciencia. Adiós entonces a la libertad, a la profundización o al cuestionamiento. Nos sometemos a la obediencia. Dignos hijos del estado. Muero yo para que nazca el concepto de patria.

Es tan potente el usufructo de su siembra ideológica que incluso los perros educados en la calle se contagian de las conductas del antirrábico. Eran libres, educados por la naturaleza, la escuela privada o la industria familiar que se vieron obligados a pertenecer al círculo de los nublados, de los amamantados, de los verdaderos francotiradores del sistema. Cuando caiga el muro de Cuba, quienes han vivido fuera querrán volver y chocarán contra las viejas escuelas, conservadoras de su religiosa pertenencia. La huella será tan profunda que no habrá conciliación. Tendrán que imponerse o venderse a otras culturas.

México es impotente en ello. No se para en las calles para protestar. No se inmuta. No despierta. Está completamente drogado, dependiente del paternalismo, de la dádiva gubernamental, de los billetes, no sabe que la verdadera patria es suya, no de los invasores. No sabe que ha sido adoctrinado, amaestrado; como aquel oso que vivió tantos años en dos metros cuadrados, cuando le quitan la cerca que le rodeaba no puede salir a explorar. No podrá salir de su jaula psicológica por el resto de su vida; eso es lo que se les ha inculcado, sexenio tras sexenio, programa social tras programa social, ley tras ley y reglamento tras reglamento.

Si excedes el límite de velocidad es una multa. Pero si realmente tuvieras una educación de calidad eso no sería necesario, serías lo suficientemente consciente de los riesgos que corres y que inútilmente haces correr a los demás.

El estado cuenta, además con ciertas estrategias de control y dominio, de instrucción y propaganda. Con ellas termina de estrangular tus fuerzas, tu ahínco, tu libertad, tu conciencia. No discutirás sus planes, leyes o programas. Exigirás pero no se te tomará en cuenta, reclamarás y se te llamará subversivo, querrás que otros te apoyen y te darán la espalda por miedo, lo consideran inútil, te tildarán de loco, serás censurado, borrarán todo rastro de inteligencia a tus palabras y desearás unirte al enemigo en lugar de luchar por tus ideales.

Ahora en Sinaloa han recortado el calendario escolar porque hace mucho calor. La educación bien merece aire acondicionado. Es lo más valioso; no necesitaría suspensión de clases los últimos días del mes, ni clases con un solo maestro, ni se trabajaría un solo plan de estudios para todo el país. Se trata de ir dando a cada uno lo que necesita para impulsar su naturaleza científica.

Nada de lo que tenemos por concepto de educación en México es eso. Es en el mejor de los casos un enorme negocio gubernamental. Una extensa maquinaria de control que merma el deseo de aprender de los niños desde el primer curso de primaria hasta dejarlos sumisos a la vocación de inmovilidad, de obediencia, de satisfacción con lo que te dejen de las migajas; siendo que la tierra es nuestra, la libertad y la ciencia son gratuitas y el poder nos pertenece.

Somos los perros amaestrados del gobierno. Útiles para sus fines. Condicionados a obedecer. Y viene la parte más importante de esta disertación: últimamente me está llamando la atención el actuar del gobernante en jefe. Ha sido tan terrible el collar de castigo que nos impone que un “dios quiera” me sale de la boca: él es “el abogado del diablo”. Si no ha leído la novela de Taylor Caldwell con el nombre de El abogado del diablo déjeme adelantar un poquito: En un gobierno dictatorial están infiltrados ya los milicianos (enemigos del gobierno). Su tarea es exagerar a tal grado las órdenes del gobierno que provoquen un enorme deseo social por rebelarse contra el gobierno. Defienden tan exageradamente al gobierno que tarde o temprano la gente se siente ahogada y revienta. Por eso digo amén al abogado del diablo en México. Sigan haciendo sus salvajes cargas impositivas, reformas y robos descarados y nos enseñarán el verdadero valor de la libertad; defenderemos nuestra tierra y pertenencias y nunca más nos podrán subyugar.

Esta esclavitud a la mexicana también la padecen los gobernantes, curiosamente. Ellos también son obligados por intereses tan poderosos a actuar según la cultura que ya impusieron, una cultura imperialista, consumista, esclavizadora, que nos endeuda a pesar de ser dueños de nuestros recursos, de nuestra rica tierra, pero sumisa a los engaños y cultura del gasto, de poderosas mafias controladoras del mercado. Ellos quieren que no tengamos otra opción, seguir siendo sus siervos, arrastrados, obedientes, ciegos, reprimidos, impotentes de generar un cambio.

Y nunca he sido de cultura izquierdista, prefiero definirme como liberal, como de derecha, pero no de la derecha del gobierno. Soy de derecha porque lo justo es que el pueblo mande, ordene, sea propietario, controle y ponga a trabajar a sus gobernantes. Soy de derecha porque creo en la ciencia y el conocimiento y en el valor de la humanidad, en sus enormes posibilidades de ser una raza muy superior a lo que nos tienen acostumbrados esas pseudo culturas.

* Es escritor, lingüista, analista y crítico literario. Es empresario y Presidente de la Asociación Buscando la Justicia J. J. J. (www.LJJJJ.org), que promueve mejores condiciones sociales y la campaña masiva de lectura Leer o Morir (www.leeromorir.org).

José Luis García Barcala, Mtro. 

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