Por la defensa pública y pedagógica de las Normales de México

By on abril 11, 2016

en Opinión

Educación Futura

El gobierno mexicano ha caído en una atroz paranoia de poder, por su afán por encontrar a toda costa a buenos docentes así sea echando al cesto de la basura el proyecto y legado histórico de las escuelas Normales. El anuncio del pasado 22 de marzo así lo demuestra cuando el Secretario de Educación señaló que el normalismo terminará con el monopolio o exclusividad de la formación de docentes que ha tenido hasta ahora.

escuela-normalLas escuelas Normales de México, desde su creación y desarrollo forman parte del buen legado que heredaron del apartado social de la revolución mexicana de 1910. México tenía que optar por un modelo de formación y optó por el modelo de moda en los años finales del siglo XIX: el modelo normalista.

Si bien el modelo normalista actual de formación docente ha agotado buena parte de la frescura que lo caracterizó y de la oferta académica, habría que ver cómo del otro lado de la luna aparecen las bondades que hacen vigente y justifican un movimiento en defensa del normalismo mexicano. A saber:

  1. En muchas ocasiones ha sido la única opción de desarrollo educativo y cultural para muchas comunidades pobres, para hijos de obreros, de campesinos y de indígenas.
  2. Generó una mística de combate y lucha social. La identidad normalista está asociada con las causas más auténticas de lucha y por la democratización de este país.
  3. Ha propiciado una vocación y mística de trabajo, con un estilo particular de ser profe al estar en las comunidades apartadas, ser sensible ante las necesidades de la gente, oponerse a los cacicazgos regionales y estar en contra de todo tipo de abuso o injusticias sociales, combatir los abusos del charrísimo sindical en todas sus dimensiones y un largo etcétera.
  4. Se gestó un estilo de práctica educativa que, si bien no es de la mejor calidad, si está legitimada y goza de un alto valor social ante los ojos de la gente y los ciudadanos comunes.

Escuela normalHoy todo esto el gobierno de Peña Nieto lo pretende enviar al cesto de la basura ¿por qué? La respuesta es relativamente sencilla: los caprichos empresariales y las deudas a cambio de favores políticos se cobran caro. Se trata de cortar los vasos comunicantes que unen al normalismo con las prácticas críticas y beligerantes que cuestionan el modelo de educación y de nación que actualmente prevalece en nuestro país.

En todo ello, la gran pregunta que la SEP no ha querido responder y, además, porque no puede hacerlo es la siguiente: ¿cuál es el modelo de formación docente que México necesita de cara al siglo XXI en un mundo exigente, complejo, globalizado y tecnificado pero que no rompa con el hilo histórico de modelo de formación crítico y de compromiso social que ha sido parte de sus constitutivos históricos centrales?

Obviamente la SEP tiene la palabra.

Profesor-investigador de la Universidad Pedagógica Nacional, Unidad Guadalajara
Correo: mipreynoso@yahoo.com.mx

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