En la Vía de Acción 3, refiere que hay 4 grandes retos: 1) escasez de profesores, 2) falta de oportunidades de desarrollo profesional, 3) categoría social y condiciones de trabajo deficientes y, 4) falta de capacidad para desarrollar liderazgo, autonomía e innovación de los profesores.
La página “diainternacionalde.com”, a propósito del Día Mundial de los Docentes, menciona que el gremio docente es uno de los más deprimidos a nivel global, casi todos los profesores del mundo se encuentran infravalorados y ganando un sueldo que apenas les da para vivir.
A propósito del último punto y como referencia, el INEGI con referencia al año 2020, muestra los ingresos de la población ocupada como profesor de 20 años y más en nuestro país, con respecto al salario mínimo. Del 100% el:
6.1% recibe hasta 1 salario mínimo,
21.1% hasta 2,
46.2% más de 2 y hasta 3,
23.4% más de 3 y hasta 5,
3% más de 5.
Además de lo señalado, se deben considerar situaciones que se han normalizado al interior de algunos países, se viven y pasan inadvertidas todos los días, un ejemplo de ello es la falta de calidad educativa que viven millones de niños y jóvenes en las escuelas de sus respectivos países.
Aunado a los problemas estructurales que constriñen las posibles acciones de mejora, donde los individuos en la mayor de las veces tienen poco margen de acción. La ausencia de presupuestos compensatorios reales, enfocados a mejoras estructurales y sistémicas que permitan mejorar, consolidar, crecer y desarrollar algunos subsistemas educativos.
Entre otros asuntos están el relacionado con el mercado laboral, así como la formación del profesorado que en algunos casos como el nuestro, al despolitizar su formación, se perdieron otros aspectos formativos que se encontraban emparejados con el primero.
En lo referente a la posibilidad que los sistemas educativos puedan hacer frente a los retos posibles, implica la generación de nuevas formas de ver esos sistemas, constituirlos y operarlos. Se requieren formaciones, visiones, actitudes, acciones distintas a la par de estructuras flexibles. El sujeto-institución, es un binomio indisociable donde uno sin el otro no funciona. Las acciones que se emprendan deben ser en ambas dimensiones, caso contrario, ninguna acción de transformación real y más o menos perdurable en el tiempo, será posible.
Sin perder de vista por ello que, bajo ciertas circunstancias y manejo de variables, una dimensión puede hacer cambiar a la otra, con sus debidas reservas. Transformar la educación pareciera algo muy fácil de entender, sin embargo, esa transformación debe ser reflexionada a partir de una lógica teleológica que permita visualizar cuáles serán los resultados de esa transformación, es decir, transformar para estar acorde con las tendencias planetarias, por ejemplo, debe generar varios cuestionamientos desde nuestros parámetros histórico-culturales.
Sin lugar a dudas, el escenario presentado por un servidor ha resaltado y eliminado planteamientos de las Naciones Unidas, al igual que es necesario mencionar que para tener un panorama real de las situaciones en educación, habrá que sumar lo que viven día con día los profesores y cada uno de los actores –estudiantes, directivos, padres de familia…– como producto de su interacción en y con los entornos escolares en cada uno de los países, que a veces se viven en silencio y con ello pasan desapercibidas o que intencionalmente son encubiertas.
*Profesor–investigador de la Universidad Pedagógica Nacional Unidad 113 de León, Gto. cespadas1812@gmail.com
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