Trucos para mejorar y entrenar la resilencia en los niños

By on marzo 9, 2022

Deseo explicaros de la forma más sencilla que sea capaz el significado de un término que esta sonando mucho últimamente: la resiliencia.

Imaginad un lápiz que lo parto por la mitad. ¿Que ocurre? que se rompe y ya no volverá a su estado primario. Puede ser que lo pegues con pegamento o celo, que lo intentes juntar, pero ya no volverá a su estado anterior.

Ahora imaginad una caña de bambú, la intentamos partir, la doblamos pero siempre vuelve a su forma anterior.

Si lo trasladamos a personas, el lápiz sería una persona no resiliente, y el bambú una persona resiliente, una persona que se adapta a los cambios y los gestiona de manera adecuada. ¿Cómo podemos mejorar y entrenar la resilencia en los niños?

“La capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobre ponerse a ellas es la resiliencia.” Además gracias a esta capacidad podemos afrontar crisis, situaciones traumáticas, e incluso descubrir en nosotros recursos que creíamos que no teníamos para afrontar estas situaciones.

Por tanto la resiliencia es algo que podemos desarrollar. Es positivo entrenar en los niños estos 3 aspectos muy fáciles pero a la vez básicos, para ir desarrollando en ellos esta capacidad.

1. Enseñale a conocerse más. Que conozca sus límites, sus virtudes, sus emociones, sus sentimientos , etc… Propongo la técnica del «bote de Ketchup»;  preguntalé que ¿si fuera un bote de Ketchup por qué ingredientes le deberíamos comprar y por cuales no?  de esta manera se le invita a profundizar en su interior, analizarse y hacer autocritica.

2. Enséñale a ser más flexible y a relativizar. Tenemos que enseñarles a que sean flexibles, a mejorar su adaptación. Para ello propongo la Técnica de las Consecuencias. Invitalé a que piense en una preocupación que para él o ella sea lo suficientemente importante; supongamos que va a suspender inglés, entonces le pedimos que escriba las cosas que no quiere que sucedan en su vida, y seguramente escriba algo parecido a: No quiero morirme, no quiero que mis padres se separen, no quiero estar enfermo, etc…

Una vez que lo ha escrito, las relacionamos con su preocupación:

– ¿Si suspendes inglés te vas a morir?, obviamente no.

– ¿Si suspendes inglés se van a  separar tus padres?, obviamente no.

– ¿Si suspendes inglés vas a enfermar?, obviamente no.

Así de esta manera confrontamos a nuestros hijos para que calibren lo realmente importante , relativicen y se adapte en función de la importancia de las circunstancias o situaciones.

Lo que si debemos enseñarle también, es que suspender seguramente responde más a una falta de actitud o responsabilidad propia que de otras causas.

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