Maestros en municipios pobres ganan casi 30% menos en Puebla

By on marzo 7, 2017
  • De cada 100 alumnos que ingresan a primaria, sólo entran a la secundaria 77, y tres años más tarde únicamente llegan 57 al bachillerato

Por: Patricia Méndez

Econsulta

En Puebla, el salario de un profesor que da clases en una escuela ubicada en una zona de “muy baja marginación” es 29 por ciento superior comparado con el que tiene un docente de un plantel localizado en una zona con un índice elevado de pobreza.

Así lo advirtió la agrupación Mexicanos Primero en su informe «Todos, el Estado de Educación en México 2017» presentado este martes.

Los resultados del análisis refieren que los componentes del sistema educativo en México propician la exclusión de niños que viven en condiciones de marginación, a través de varios aspectos, tales como las asignaciones presupuestales que envían a cada región del país.

Predomina inequidad en el sistema educativo

Por ejemplo, en Puebla no percibe el mismo salario un docente que labora en una escuela que se encuentra en una zona con un grado de marginación alta, en comparación con un educador que está en una zona urbana. La diferencia alcanza un 29 por ciento.

Puebla ocupa la décima posición a nivel nacional, pero la diferencia entre las percepciones de los profesores se acentúa más en Guerrero ya que alcanza un 48 por ciento, así como en Veracruz y Querétaro en donde la disparidad es del 40 por ciento en cada uno de los casos. En contraste, en Quintana Roo la diferencia es de un siete por ciento.

Por otra parte, el análisis indica que de cada 100 alumnos que ingresan a primaria, sólo entran a la secundaria 77, es decir, 23 se quedan fuera por diversas razones como falta de recursos; tres años más tarde únicamente llegan 57 al bachillerato.

Menos de 4 niños de cada 10 que cursan sexto de primaria, aprenden lo esperado. En escuelas de comunidades indígenas el indicador baja a dos niños de cada 10.

En cuanto a la preparación de los maestros, destaca que el sistema de selección y asignación no asegura que a cada escuela lleguen los docentes que se necesitan, especialmente en comunidades rurales e indígenas.

La formación docente no se ha diseñado para la inclusión de los maestros, ni de sus alumnos, además no se prioriza la inclusión en las funciones directivas, ni se trabaja con una visión del liderazgo incluyente.

De manera general, predomina un malgasto inequitativo e ineficaz que no apoya el aprendizaje de todos.

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