Por turnos, el modelo que seguirán 4 hermanitos por regreso a clases

By on agosto 24, 2020

El Universal

Con un teléfono celular, una televisión de 32 pulgadas que se irán turnando a lo largo del día y una extensión que comparten con sus vecinos, los hermanos Rodríguez Lugo regresarán a clases.

Los cuatro niños compartirán estos recursos para seguir sus clases y hacer tareas: Andel Ivonne (15 años) ingresa a preparatoria; Elizabeth (13), a segundo de secundaria; Eduardo (10), a cuarto de primaria; y Astrid (5) a preescolar. Viven con sus padres Juan Miguel, de 28, y Anayeli, de 30, su tía, su hermanito y su primo.

La familia está consciente de las dificultades de regresar a clases a distancia por la falta de espacio y recursos; sin embargo, Juan Miguel y Anayeli están dispuestos a hacer lo que sea necesario para que estos continúen en la escuela.

“Me preocupa que vaya a bajar todavía más el nivel de aprendizaje, que no vaya a ser lo mismo. No tenemos computadora, mi esposo tiene un teléfono para el trabajo; mi hija tiene un teléfono y se lo van turnando por ratitos porque todos tienen que ver las clases en la tele, trabajan con sus libros y hacen sus apuntes”, contó Anayeli.

Juan Miguel cubre turnos de 12 horas diarias en su empleo como repartidor de pizza; gana mil 500 pesos semanales. Anayeli se dedica a cuidar a sus cinco hijos, le preocupa especialmente Isaac, quien nació ciego y ha presentado complicaciones de salud.

La pareja estudió hasta la secundaria, por ello se empeñan en que sus hijos terminen la educación obligatoria y estudien una carrera, para que sean independientes y tengan una mejor vida.

“La educación de mis hijos significa todo: que tengan una mejor vida, que estén tranquilos en un futuro y puedan mantener a sus familias”, dijo con la voz quebrada el padre.

“Es bien importante, no nos cansamos de decirles todos los días que se tienen que esforzar y tienen que estudiar para ser alguien en la vida, que vivan bien y que en un futuro no tengan que estarse preocupando tanto como uno”, agregó la madre.

La organización y trabajo en equipo con el que elaboran regalos para fechas especiales, los siete integrantes de esta familia lo aplican diariamente para que los niños atiendan sus clases y entreguen tareas, utilizando el mismo teléfono.

Así, mientras uno busca información, los otros hacen tarea en sus cuadernos; cuando el primero termina, se lo pasa al segundo para que este le tome fotos y lo envíe.

“A Elizabeth le encargaron enviar un examen; había que imprimir 36 hojas de preguntas, contestarlas y mandarlas, eran muchas impresiones, salía caro y no teníamos dinero. Le dije: ‘Ni modo, m’ija, las vamos a tener que copiar y así las vas a mandar’”.

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