¿Preferimos seguir en casa, aunque estemos preparados para el regreso presencial?

By on agosto 9, 2021

Miguel Ángel Pérez Reynoso*

En estos momentos cuando la autoridad educativa ha dado a conocer algunas disposiciones para el regreso a clases en donde se prioriza el entorno presencial de atención en pequeños grupos, pero también se propone respetar los contextos específicos de las escuelas para decidir cómo regresar. Aquí quiero detenerme para hacer una reflexión en dos sentidos.
PRIMERO. Al platicar en torno a las medidas con algunos docentes me llama la atención la serie de resistencias que se han generado para evitar o evadir el regreso. Los argumentos son diversos, situaciones de riesgos, miedo al contagio, etcétera, lo que está en el fondo es que algunos docentes de todos los niveles educativos quieren evadir la responsabilidad de educar en entornos presenciales, ya que ello implica regresar al trabajo, haciendo traslados de casa a la escuela de adscripción, cumplir con un horario, preparar la propuesta de trabajo para dos entornos el presencial y el remoto (virtual o a distancia), etcétera. En ello entonces, podríamos decir que la pandemia también ha paralizado el sistema educativo, en buena parte de sus estructuras y de la organización del propio sistema. Es importante recurrir a una amplia disposición para atender las escuelas con las mejores y los mejores docentes, los más dispuestos que sean capaces de transitar en varias de las modalidades de atención educativa.
SEGUNDO. Pienso en los sujetos escolares principalmente en los jóvenes de secundaria y preparatoria, que de acuerdo a las estadísticas es el sector de población en mayor riesgo. Pero no sólo eso, también es importante profundizar en torno a las implicaciones socioemocionales de lo que nos ha dejado el confinamiento. Las y los jóvenes de educación media, tuvieron que modificar radicalmente sus estilos de vida, (todos lo hemos hecho), pero en dicho sector ha golpeado más fuerte, el hecho de ya no poder ver a sus amigos y amigas de manera directa, permanecer ante una pantalla en periodos prolongados y lo que ha implicado formarse y estudiar en un formato inédito que nunca habíamos ensayado.
La Universidad Pedagógica es la primera institución que inicia el ciclo escolar este 9 de agosto en sus dos licenciaturas escolarizadas, Pedagogía e Intervención Educativa, la tendencia o el consenso mayoritario es regresar en presencial con grupos reducidos combinado el trabajo con actividades a distancia (virtual, remota), no sin resistencias y argumentos evasivos, reconociendo efectivamente que la salud es prioridad número uno, pero en términos educativos se exige pensar en mejores estrategias de atención que podamos combinar de manera balanceada el cuidado de la salud con el rigor educativo de formarse institucionalmente.
El debate ha iniciado principalmente en instituciones de educación superior y ahí es importante incluir que venimos de una larga noche que inicio el 17 de marzo de 2019, que se prolonga durante todo el año 2020 y que llegamos al año 2021, en estrategias de atención virtual y a distancia. La prespecialidad (aun con sus riesgos), permite rescatar la matriz pedagógica clásica, sin descartar otras formas de atención, es por ello que el modelo debe ser suficientemente flexible para incluir todo tipo de alternativas, pero rígido en cuanto a cumplir con los objetos a las que se aspira en términos educativos.
Necesitamos un respiro urgente y necesario, necesitamos que el sistema se oxigene un poco, por ello implica este regreso a la presencial como una nueva exigencia para las y los docentes, ya que deben mostrar una versatilidad en la acción ya que las exigencias sociales y educativas que se desprenden de un contexto que no ha superado el riesgo son grandes.
El inicio del ciclo escolar 2021–2022, ya sea el 9, 15 o 30 de agosto (de acuerdo a los distintos calendarios de las instituciones) debemos entenderlo como un área de oportunidad, la mística y el compromiso de educar deberá de colocarse por encima de cualquier cosa, pero valorar el riesgo y priorizar la salud es una necesidad urgente. Al pensar el ciclo escolar como área de oportunidad nos interpela en cuanto a la capacidad de la instalación real, de un dispositivo pedagógico pensado en educar, no en las esferas políticas que no saben mirar la realidad de abajo, sino en el tejido verdadero de cada escuela, de cada institución educativa y de cada costumbre escolar en un contexto social determinado. Hay que hacer una nueva historia del ciclo escolar que está por iniciar, para conocer en que hemos acertado y que debemos de cambiar.

*Doctor en educación. Profesor–investigador de la UPN Guadalajara, Unidad 141. safimel04@gmail.com

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