Cartas a Gracia: El de formación de docentes, sistema fallido

By on agosto 11, 2014

Gustavo Santín Nieto
Cartas a Gracia

Mientras te comento, Gracia, cuestión que conoces de sobra, que sólo restan 20 días, 18 horas, 30 minutos y 25 segundos para que se corra la edición XXXII del Maratón de la Ciudad de México (31 de agosto 2014) que partiría a las 6:45 silla de ruedas –7 mujeres, 7:15 hombres– del zócalo capitalino (http://maratoncdmx.com), te relataré, que a pesar de los inconvenientes –tres horas de espera en la entrega de kits requeridos para participar en el VIII medio maratón, Víctor disfruto una carrera con alto grado de dificultad en la que lo mejor corrió a cargo de la gente; la que participara y la que alentara a los competidores. Por cierto que quisiéramos que nos hiciese participes de alguna teoría que nos explique que un corredor al que vimos, se hidratara mediante el consumo de varias cervezas, asunto que debiese tener una lógica dada la edad del competidor y que tras correr 21 kilómetros, se viese tan lozano. Lo dices fácil, pero correr 31 kilómetros en fase de entrenamiento no es algo que cualquiera pueda hacer y más, cuando obedece a un programa de entrenamiento que te permitirá recorrer una ruta, la de 42 kilómetros, que destaca por un alto grado de dificultad. En hora buena.

Que 70 por ciento (79 mil 032/130 mil 503), señalarían autoridades educativas, de quienes suspirasen por ocupar una plaza en el servicio profesional docente fuese calificado como “no idóneo para impartir clases en el sistema público” (http://www. inee.edu.mx), Gracia, termino elegante y no “discriminatorio” para distinguir a quienes de manera coloquial califican como “reprobados”; que los postulantes no serían “burros”, término vulgar con el que adjetivan a los reprobados, a los no idóneos, si no que quienes presentaron examen fueron evaluados “en áreas que nunca estudiaron” “excluyentes”, acotan Emilio Salgado Néstor, Secretario General de la sección 23 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) y Miguel Guerra Castillo, vocero del Consejo Democrático Magisterial Poblano (CDMP), organización integrante de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) citados por reporteros (Samantha Páez y Jaime Zambrano, e–consulta). Que vigilarán que quienes ingresen a la escuelas normales, formadoras de docentes, cuenten con la vocación requerida para la prestación de este servicio y evitar altos índices de reprobación vinculados a la carencia de éste requisito, se leería por la internet en periódicos digitales de Tamaulipas (Periódico 5inco), que “Necesita(n)mos ver precisamente estos resultados del examen de ingreso a la educación básica, para poder diseñar algo verdaderamente adecuado y muy específico para los estudiantes”, dado que planes y programas de educación normal se “dictan” desde la federación (Jorge Arturo Cárdenas Meléndez, subdirector de Formación y Superación Profesional de los Docentes,Periódico 5inco), serían señalamientos que merecerían ser tomados en cuenta por quienes diseñan las políticas públicas en materia de formación de docentes.

Que 70 por ciento resulte no idóneo en un examen de selección para contratar a los “mejores”, en una prueba en la que menos de 5 por ciento (3.5) obtuviese una calificación satisfactoria, hablaría por un lado, de la calidad de la preparación de los sustentantes, pero por otro, de la ineficacia de un servicio educativo de carácter monopólico que prestan las instituciones formadoras de docentes y que no responde a las necesidades que se exigen en el momento de la contratación, Gracia, cuestión que debe ser evaluada por quienes aceptan, suscriptores del pacto federal, que la determinación de planes y programas recaiga en una sola persona (en el titular del ejecutivo federal y/o de su representante, el jefe de la oficina educativa). Que los planes y programas tuviesen “un rezago” de 30 años y que a los postulantes se les apliquen “evaluaciones” que respondan a las necesidades que plantea el mundo moderno, señalamiento de líderes sindicales, trabajadores de la educación, insistiría, dejando de lado la mala fe en el diseño de un instrumento de evaluación, en la necesidad de alinear lo que se pregunta con lo que se les enseñase en el tránsito por las instituciones educativas, dado que de otra forma, como lo puntualizara Miguel Guerra, la obtención del título y cédula profesión por si solos, mostrarían que los egresados de las escuelas normales se encontrarían capacitados para ejercer una profesión y si esto no sucediera, exhibiría la existencia de un sistema fallido dedicado a la formación de maestras y maestros.

Cierto que debe mejorarse la calidad de la educación, Gracia y que ésta tendría una relación directa pero no única, con quienes seleccionados como los mejores, se desempeñarán como, trabajadores y trabajadoras de la educación, como servidores(as) profesionales docentes, responsables de la formación de niñas, niños que se encontraran bajo su responsabilidad. Sin embargo los concursos de ingreso al servicio profesional docente muestran, a más de la vacilada que significa pugnar por 0 plazas como sucediese de manera local en media superior, el fracaso de la escuelas normales. O se cambia, Gracia el monopolio federal en el diseño de planes y programas y se estimula la competencia entre autoridades educativas estatales y directivos de instituciones para tener los mejores, o se renueva la planta docente de las Normales jubilando a quienes son producto de compadrazgos y se le exige un grado académico superior, la acreditación de competencias ante organismos externos y se eleva el nivel de exigencia, a estudiantes y maestros, tanto en el ingreso y en la permanencia, o seguirán lamentando que se sigan formando docentes que no acrediten las evaluaciones de selección de personal.  ¡Ah! y por cierto, Gracia, valdría la pena, que a la modo del sistema dual alemán, tan recurrente como ejemplo a seguir para los funcionarios educativos malinchistas, se recuperara la práctica docente intensiva y permanente, propia de la Escuelas Normales de antaño. Los maestros y las maestras salían de la escuela mejor preparados y eso que la Normales sólo ofrecían una carrera de carácter técnico.

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