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El eterno conflicto del «ser y el deber ser», Lupita Grajales no fue ética
- A la exsecretaria general de la BUAP, nadie le quito su derecho a votar y ser votada
- Aquí no hay víctimas ni victimarios, que nadie se autonombre como perseguida
Por: Alejandro García Limón
“Hoy el rector Alfonso Esparza Ortiz, me ha comunicado que ya no soy Secretaria General de BUAP”, así dio inicio la rueda de prensa de la maestra María del Socorro Guadalupe Alicia de la Inmaculada Concepción Grajales y Porras, para anunciar que de cualquier forma ella seguirá en su propósito de competir por la rectoría el próximo mes de septiembre. Después leyó un escrito donde pretendió victimizarse por la decisión de removerla de su cargo, argumentando que durante su gestión defendió la autonomía de la institución, y que por el hecho de que todos sabían de su intención para convertirse en rectora, no ameritaba la decisión de pedirle las llaves de su oficina.
La maestra en ciencias del lenguaje y maestra en filosofía, argumentó que la ley universitaria no le prohíbe hacer campaña de manera anticipada (antes de que se publique la convocatoria oficial aprobada por el Consejo Universitario) y que por lo tanto “lo que no está prohibido está permitido”, por tal razón ha visitado varios medios de comunicación y concedido entrevistas para dar a conocer no solamente su deseo de convertirse en Rectora de la BUAP, también ha expresado los cambios que realizaría en caso de ganar la elección, inclusive ha revelado hasta su plataforma electoral. Situación que nos lleva a preguntarle ¿Y en dónde quedó la ética?, ¿Por qué no ejercer su derecho a ser votada y a votar, como una simple universitaria más?, ¿por qué presentarse ante los periodistas como la Secretaría General de la BUAP?
Tiene toda la razón del mundo la maestra Grajales, ella puede aspirar a ser rectora, tiene el derecho a manifestarlo libremente, tiene el derecho de conceder entrevistas, tiene el derecho de armar una plataforma, pero lo que tiene prohibido como universitaria y como filosofa es a conducirse de manera ventajosa, a sacar provecho de un encargo que ante todo debe velar por cuidar que la vida interna de la BUAP no sea trastocada.
Guadalupe Grajales, durante los próximos días deberá reflexionar seriamente, que papel seguirá jugando en el proceso electoral de la BUAP, ahora que ya no es la Secretaría General tendrá los mismos reflectores, ahora que ya es libre de un encargo respetará las reglas del juego, ahora que es una universitaria común y corriente seguirá ostentándose como amiga íntima de Beatriz Gutiérrez Müller, seguirá expresando entre sus conocidos que el presidente Andrés Manuel López Obrador, meterá su cuchara desde palacio nacional para decidir quién (a ella) sustituirá a Alfonso Esparza.
¿La decisión del rector de remover a la Secretaria General fue la correcta?, me preguntaron algunos universitarios minutos después de enterarse de la rueda de prensa ofrecida por la maestra Grajales, la respuesta es simple “Por supuesto”, cualquier funcionario público u universitario debe dedicarse a cumplir con sus deberes propios del encargo que ostentan, y en segundo lugar porque los derechos a ser votada y a votar no le fueron arrebatados a la maestra Grajales. Y Por si fuera poco, porque la oficina de la Secretaría General de la BUAP, funge como secretaria técnica de cualquier proceso electoral de la institución.
Moraleja: Hay que respetar las normas urbanas y de buen gobierno, hay que recordar las palabras del propio López Obrador, meses antes de que pudiera formalmente hacer campaña por la presidencia de la república “A mi que borren de la lista”.
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