Se necesita ser un cínico o un auténtico descarado e ignorante el pretender engañar a un país entero, y personalmente pienso que Emilio Chuayffet en materia educativa es un ignorante, un descarado que pretende cínicamente falsear la realidad, cuando todos los actores del sistema educativo mexicano saben perfectamente que la tan cacareada Reforma Educativa, simplemente se ha quedado en una reforma administrativa, y por cierto con muchos asegunes porque lejos de crear soluciones ha empantanado diversos trámites al volver a centralizarlos.

Nuestro país necesita de una verdadera Reforma Educativa, donde el Estado empiece por seleccionar a profesionales de la educación para comandar el sector, haciendo a un lado a los políticos como Emilio Chuayffet, quienes solo enturbian el proceso. México necesita dejar de simular en materia educativa perfeccionando un modelo apegado a nuestro contexto, un modelo que responda a los requerimientos de los estudiantes y maestros, un modelo que potencialice la identidad e inteligencia de las nuevas generaciones con la finalidad de forjar mejores mexicanos, aptos y dispuestos a afrontar los retos que la globalización impone.

Resulta molesto escuchar que la reforma educativa será posible solo junto a los maestros, sobre todo cuando las palabras son vertidas por el director de las políticas educativas de México, siendo él, el principal detractor de los docentes, el mismo que durante meses enteros acusó a los profesores de ser los  causantes de casi todas las desgracias de nuestra nación.

Para los analistas políticos el discurso de Chuayffet, sólo tiene una connotación, el acarreo político de millones de votos que los docentes promueven desde las aulas y por supuesto del conteo de los sufragios y del llenado de las actas, porque no debemos soslayar que dentro de unas cuantas semanas habrá elecciones federales para renovar la cámara de diputados.

El cínico de Emilio Chuayffet, se equivocó una vez más al hablar de avances de la Reforma Educativa, su discurso no deja dudas sobre el fracaso y del tiempo perdido, todo un sexenio para nada, simplemente hay que analizar lo siguiente: «solo es posible» llevar a cabo la implementación de la reforma educativa «junto con los maestros de México»; Insistió en la necesidad de modificar el acuerdo nacional para la modernización de la educación para que el gobierno federal pueda implementar «medidas que garanticen en todos los estados del país la regularidad del servicio»; Dijo que con ello «la autoridad federal debe tener la posibilidad de asumir la función educativa ahí donde la normalidad y la continuidad del servicio estén en riesgo o la hagan imposible».

Para colmo de todos los colmos dijo lo siguiente: «la reforma no es inmediata, sino que intensifica el ritmo del cambio», ¿Cuál Cambio?

Y curándose en salud culminó con lo siguiente: «la crítica siempre será bienvenida, pero cuidémonos de la ingenua aspiración a la inmediatez, que todo cambio se consuma en un momento y de la nada objetiva asunción de que todos los problemas educativos son atribuibles a la misma causa».

Por supuesto que ningún cambio es inmediato y sobre todo cuando hablamos del involucramiento de 30 millones de alumnos, de 2 millones de maestros, de 32 entidades federativas, de miles de municipios, de cientos de miles de escuelas, de pobreza extrema, de desempleo, de desnutrición, de violencia, de crimen organizado, de inpunidad, de leyes que protegen a ricos y a funcionarios y desamparan al pueblo.

Una vez más Emilio Chuayffet, se equivocó al pretender curarse en salud, por supuesto que los cambios nunca serán inmediatos, pero mucho más cuando se finge que se están implementado reformas efectivas, cuando se simula que se sabe de la materia y se es un pobre ignorante, cuando las reformas tienen que ver más con la suciedad de la política que con fines estrictamente educativos.