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Forjar el Presente: La educación de calidad, exclusividad de la élite social
By Marco Antonio García Limón on octubre 8, 2013
Forjar el Presente
Por: Marco Antonio García Limón
Todos los caminos de la educación en México parecen conducir a la exclusividad, de este derecho social, para las clases más pudientes económicamente hablando-. Exclusividad que no sólo se limita al derecho de poder asistir a una institución educativa, en todos sus niveles de enseñanza. Ya que el privilegio de enseñar, administrar y dirigir a las escuelas y los procesos del sistema educativo nacional, poco a poco en el corto plazo quedarán en manos de quienes tienen la solvencia de prepararse en instituciones privadas del país o preferentemente del extranjero.
A esta conclusión llegamos un grupo de amigos académicos, entre los que destacan experimentados supervisores escolares, que les gusta de analizar el acontecer diario del sector educativo en Puebla y en el país.
En el ayer inmediato, en la nación se hablaba de la escuela pública gratuita, de la movilidad social que representaba la educación, de que los hijos de todos nosotros tenían derecho a una educación de calidad con equidad. Hoy parece ser que estas premisas quedarán atrás, muy lejanas para el grueso sector social de la clase media – baja que día a día se acerca más a los niveles de pobreza.
Y explicó por qué.
Si bien es cierto que en la educación básica (preescolar, primaria y secundaria) y se debe hablar ya también del bachillerato, se pueden inscribir y asistir todos los niños y jóvenes que deseen y tengan los medios económicos necesarios para su preparación académica.
Estudiar en una escuela que cuente con todos los requerimientos, en su infraestructura y equipamiento de los nuevas herramientas digitales para la educación, así como una planta de docentes completa, sólo está permitido para unos cuantos privilegiados. Estamos hablando de los centros escolares, de las primarias y secundarias ubicadas en zonas urbanas exclusivas.
Ya que a las escuelas unitarias, que no tienen piso y techos dignos, que carecen de baños, de electricidad, agua potable, de seguridad para escolares y docentes, y de los profesores especializados para enseñar los diferentes planes y programas de estudio. A estas acuden los hijos de los obreros, de los comerciantes, de los burócratas, de las madres solteras
Entornos escolares y sociales que condenan a miles de cientos de niños y jóvenes a no adquirir los conocimientos y desarrollar competencias que les permitan acceder a las universidades, y estamos hablando de las instituciones públicas porque aspirar a las privadas es impensable.
Universidades públicas que en cada proceso de admisión están registrando una matricula creciente de jóvenes pertenecientes a la clase media alta, quienes si cuentan con los niveles académicos y los recurso económicos para prepararse y lograr los puntajes para estudiar en instituciones de prestigio académico reconocido, como es el ejemplo de la Universidad Nacional Autónoma de México, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla o de la Universidad Tecnológica de Puebla.
Es decir, la educación de calidad reconocida que se imparte en contadas instituciones educativas de Puebla y el país, está privilegiada para los sectores sociales que tienen los recursos económicos para inscribir a sus hijos en colegios particulares. Familias de la clase media alta que están volteando su atención, por la crisis económica que se vive en el país, a las escuelas de educación básica, bachilleratos y universidades reconocidas por su calidad académica y ya están acaparando sus matriculas.
En este proceso de exclusividad de la educación de calidad, seguramente que serán los profesionistas de estas instituciones quienes aseguren su ingreso al sector magisterial. Serán los egresados de las universidades privadas e instituciones públicas como la UNAM, BUAP y UTP quienes en los exámenes para Nuevo Ingreso al Servicio Docente, registren los mayores puntajes y con ello aseguren el privilegio de educar a nuestras nuevas generaciones.
Ya que está por descartado, que los profesores egresados de las normales o quienes estudian en universidades de “cochera” –como dijo en esta conversación un amigo académico–, sean los que a la largo de este proceso establecido en la nueva Ley General del Servicio Profesional Docente obtengan las plazas, las promociones, recategorizaciones y los puestos directivos en el sistema educativo nacional.
Educación de calidad para una elite social, que también llevará mano para ocupar los puestos en el sector industrial, productivo y de servicios en el país; que los estudiantes y profesionistas de universidades de “cochera de casa de interés social” agregaría otro amigo, sean los taxistas, los vendedores del sector informal, los burócratas o los profesores en las rancherías y comunidades indígenas más alejadas.
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