Un sistema legal y tributario hecho a modo para incrementar sus fortunas de manera desproporcionada
permite que Carlos Slim acapare 4.48 por ciento de la riqueza de México; Germán Larrea, 1.34 por ciento, y Ricardo Salinas Pliego, 0.61 por ciento. Mucho se debe a décadas de gobiernos que han renunciado a regular su acumulación de poder e influencia
, enfatiza Oxfam.
Oligopolios, gasolina para atizar la desigualdad
Estas influencias también les han permitido hacer más pobre al resto de la población, muestran los datos recuperados por la organización. Entre septiembre de 2021 y septiembre de 2022 los precios generales en México incrementaron 6.5 por ciento, el mayor aumento en el costo de vida en las dos décadas pasadas.
Cuando los costos de producción volvieron a bajar, los precios no lo hicieron, debido que los ultrarricos usaron sus monopolios y oligopolios no regulados para mantener los precios altos
. De hecho, 60 por ciento del incremento de precios del periodo fue acaparado por ganancias de las empresas.
La alta concentración del poder de mercado de las grandes empresas, una de las principales fuentes del poder económico, ha sido como gasolina para el fuego de las desigualdades. Las grandes empresas con poder monopólico tienen la capacidad de fijar los precios en los principales sectores de la economía nacional, en detrimento de los bolsillos del resto de la población
, señala.
Es así que el poder económico se traduce en poder político. Permite influir en las reglas del juego de su relación con el Estado mexicano. También afecta a las micro, pequeñas y medianas empresas, porque nuestras reglas del juego parecen tratar por igual a actores muy desiguales
, explica Oxfam.
Al recuperar el trabajo de Miguel del Castillo, la organización consigna que la proporción de la riqueza nacional que corresponde al gobierno ha disminuido, al pasar de 23.2 a 9.3 por ciento de 2003 a 2020, y la de los hogares se ha mantenido, de 43 a 47 en el mismo periodo; mientras el de las empresas privadas han escalado de 18.2 a 25.2 por ciento.
He ahí la importancia de que el Estado revitalice su papel en la economía
, garantizando que las personas ganen más en su día a día, que paguen menos por lo que consumen, que exista un sistema que haga del cuidado una elección, que la riqueza sea para quien la trabaja y que pague y repare quien más contamina, propone Oxfam y lo resume en un exhorto: la economía es política
.
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