Dichas enfermedades se deben a los altos niveles de partículas finas en suspensión y de monóxido de carbono, las que emanan al quemar combustibles sólidos, que en este caso es la madera.
En efecto, la exposición constante y diaria son perjudiciales para los ciudadanos, afirma Jerónimo Chavarría Hernández, biólogo e investigador de la Universidad Iberoamericana de Puebla, pues asegura que esos contaminantes que se van a la atmósfera traerán problemas en los pulmones, la nariz e inclusive hasta cánceres en quienes viven expuestos al humo, por lo que las autoridades deben atender esta problemática.
Incluso, en un futuro cercano, expone, las nuevas generaciones nacerán con enfermedades, puesto que la humareda va a generar graves afecciones.
“La gente que va a nacer ya puede venir con enfermedades, prácticamente la población ya es vulnerable, estas enfermedades van a ser derivadas de todos esos problemas de contaminación”, indica.
Francisco Javier Sánchez Ruiz, profesor de la Facultad de Ingeniería Ambiental y Desarrollo Sustentable de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), abona que al quemar madera se eleva el monóxido de carbono, lo que se suma a la mala calidad ambiental que se vive en la ciudad, por lo que insiste en que es una problemática con repercusiones graves.
Lo que se hace es añadir un tronco encendido a un volcán que también está encendido, entonces se eleva la contaminación en la atmósfera y si hay malos niveles esto genera una crisis peor”, subraya.
Explica que las complicaciones pueden ser más severas en las personas mayores de 55 años, puesto que su metabolismo es más lento y, por lo tanto, no alcanzan a procesar de manera adecuada el CO₂ (monóxido de carbono) del torrente sanguíneo.
Recomienda colocar toallas mojadas en las aberturas de las ventanas, plantar árboles para que funjan como una barrera contra el humo y que este no pase directamente hacia los hogares, además de evitar estos espacios cuando las nubes de humo sean muy densas.
Se quedan sin agua en San Andrés Azumiatla
La tala ilegal de árboles también se registra en una de las juntas auxiliares más alejadas de Puebla capital, San Andrés Azumiatla, donde los vecinos cuentan que hay gente que acabó con los ejemplares de barrancas, pero también de cerros. El claro ejemplo es que el panorama ya no es verde, por lo que consideran que es por eso que se ha acabado poco a poco el agua.
María, habitante de esta localidad, platica que hace poco más de una década se veían especies arbóreas por donde quiera que se enfocara la mirada, sin embargo, actualmente ya no es así, incluso los jagüeyes y pozos se han secado.
Comenta que en casa tiene que pagar por el servicio privado del líquido, mientras que antes tenía que acudir a uno de los jagüeyes sin gastar un solo peso.
Fabián, otro de los colonos, coincide con que esta situación es la posible causa de que ya no haya tanta agua como antes, pues explica que cuando era un niño los árboles se podían observar en los cerros y barrancas, pero ahora ya no es así.
“Un panorama de color café” es como lucen los terrenos y demás zonas que antes eran verdes, ya que existe tala hormiga, la que es realizada por pequeños grupos para el autoconsumo y la tala organizada que es liderada por grupos bien planificados, equipados con motosierras, camiones, radios y otras herramientas para aprovechar los recursos madreanbles de forma ilegal.
Indica que esto no solo ha mermado el agua, sino que también les ha traído altas temperaturas, por lo que entre ciudadanos han intentado parar estas acciones, pero las autoridades municipales les han mencionado que no es de su competencia.
Sostiene que la madera que cortan la venden a negocios, pero también la convierten en carbón, por lo que por las noches se puede percibir el olor y a lo lejos ver el humo que sobresale.
Ya cuando empieza a oscurecer es cuando prenden los hornos, ya en la noche se percibe más el humo y ya en el día solo se ve nublado. Los hornos de carbón se mantienen encendidos más de 10 días y durante este tiempo, viene la gente a hacer guardia, para que nadie los apague”, describe.
A pregunta expresa de si esto se ha denunciado con la Semarnat o la Profepa, autoridades encargadas en el tema, responde que desconocía de estas, por lo que no se han hecho reportes con estas instancias, y peor aún solo le queda resignarse por lo que ocurre, ya que si se intenta hablar con quienes cortan los árboles, que son los mismos vecinos, se generan problemas en la convivencia.
Jerónimo Chavarría Hernández, de la Iberoamericana, comenta que las barrancas sirven como áreas de amortiguamiento climático y si no existieran este tipo de estructuras, la temperatura estaría más elevada, por ello es que en San Andrés Azumiatla, como ya no hay árboles en estas áreas, ya se sienten los estragos del calor.
El problema es que mucha gente no le ve utilidad, como las ve como un ente independiente del entorno, las empieza agarrar de brasero o cortan los ejemplares, principalmente, entonces, sin remordimiento
Se habla del cambio del uso del suelo, lo que lleva a modificaciones en el ecosistema y con esto se alteran las cadenas ecológicas que provocan la erosión, tras esto se pierde una fuente de infiltración de agua para reabastecer los mantos freáticos, incluso hay zonas que empiezan a tener estrés hídrico.
Ayuntamiento interpone denuncia
Sobre este tema, la titular de la Secretaría de Medio Ambiente municipal de Puebla, Myriam Arabian Couttolenc, informa que la tala en la junta auxiliar de La Resurrección ya se denunció ante la Profepa, pues como lo marca en el artículo 191 de la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente, es de su competencia. No obstante, dice desconocer de los hornos de carbón y tala en otras zonas de la ciudad.
Agrega que tiene detectado que en las barrancas se tira cascajo o desechos urbanos, por lo que en conjunto con el Organismo Operador del Servicio de Limpia (OOSL) se hace la recolección de la basura, pero no se reforesta.
Lo que presentamos nosotros fue la denuncia, acudimos, pero no tenemos atribuciones para intervenir en lo que es el tema forestal, yo puedo nada más en el tema de arbolado urbano, pero en zonas forestales le compete a Profepa. Nosotros hicimos la denuncia ante la Profepa para avisar que son encinos los que estaban derribando
Para frenar esta situación, concluye, es necesario hacer conciencia con la gente, puesto que es un problema ambiental que urge atender, además de exigir que las autoridades federales se hagan cargo de sus responsabilidades.
Con información: El Sol de Puebla
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