JENARO VILLAMIL RODRÍGUEZ

REFLEXIONES

Por: Miguel Ángel García Muñoz

Ha sido uno de los pocos reporteros de la época moderna que se dedicó a reportear a medios de comunicación por recomendación de Carlos Monsiváis.
Si alguna vez dudó del éxito, hace mucho que no es así.
Monsi”, refiere Jenaro, tuvo razón y “pude conocer las entrañas de empresas que siempre han jurado ser profesionales de la comunicación y la política, anteponiendo falsamente la democracia como su fuente inspiradora”.
Y no le tuvo miedo al qué dirán ni al rechazo del gremio periodístico ni a la acechanza de los políticos que lo quisieron acallar.
Villamil, también es de los contados que ha sacado a la luz la fábrica de mentiras de Televisa y Azteca, los dos consorcios que han manejado a su antojo el lado pútrido del periodismo y de la política haciendo que parezca verdad lo que producen y dicen.
Asimismo, Jenaro, ha sido puntual detallando la forma en que han moldeado artistas y títeres que han llevado a la presidencia de México, gubernaturas, alcaldías, diputados y senadores, llenando sus arcas de dinero, evadiendo impuestos y haciéndose llamar “Teachers” como el tal Joaquín López Dóriga o benefactores al estilo del trío Emilio Azcárraga Jean, Bernardo Gómez y Alfonso de Angoitia, así como Ricardo Salinas Pliego, buitres que han cometido infinidad de fechorías amparados en el poder que se les fue de las manos en 2018 y hoy reclaman para su regreso, reclamo que será inútil.
Todos son protegidos por Ernesto Zedillo Ponce de León, quien se ha puesto de moda nuevamente, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, haciendo el gran negocio con publicidad oficial, convenios y vendiendo la información protectora, de ataque y la que se silencia por así convenir.
Villamil, detalla el caso de Televisa Leaks; los grandes fraudes y montajes de Carlos Loret de Mola, Víctor Trujillo (Brozo), el mercader Carlos Alazraky que se queja de no tener dinero; Latinus, cuya cabeza visible es Roberto Madrazo Pintado y sus hijos; Mario Di Constanzo, quien atacó con furia el FOBAPROA y actualmente lo justifica; Pedro Ferriz de Con, el eterno y siempre frustrado candidato presidencial; Denisse Dreasser, novia de Brozo; Lilly Téllez, la senadora que juró lealtad a la 4T y traicionó debido a su enraizado panismo; y… así podríamos ir citando a constructores de mentiras, huérfanos de toda calidad moral.
Nacido en Mérida, Yucatán, Jenaro Villamil ha escrito columnas para La Jornada, Proceso (en su época dorada), El Financiero, portales; coordinó comunicación social en el gobierno del Distrito Federal; es el encargado de despacho del Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano.
Estamos en concordancia con lo que dice.
Alguna vez ya hemos escrito y hablado al respecto.
Lo hace Jenaro Villamil con su estilo y experiencia.
Apenas es el comienzo.
POSDATA: Todos los que supuestamente corrió Televisa, son incapaces de criticarla. ¿Acaso la empresa sigue pagándoles contratos millonarios ocultos a cambio de servir a sus intereses económicos y políticos?
POSDATA 2: El gobernador Alejandro Armenta sabe lo que representa hacer una faena comunitaria. Lo hizo de niño, de joven y no se le olvida. Hoy, no se tenga duda, es legítimamente el jefe político del estado y le gusta estar cerca de la gente de los 217 municipios que, por supuesto, incluye la capital.
Por ahí, un papanatas apodado el “Caguamas” Adrián Ruiz, intenta poner en tela de duda el trabajo y autoridad política del mandatario. Lo malo es que él mismo, bajo los humos etílicos, descubre a sus protectores Fernando Crisanto Campos y Fabián Gómez.
El “Caguamas” Ruiz, convertido en una rata de billar, presume ser un gran periodista que domina la política y los pasillos del Tribunal Superior de Justicia.
¡Qué vergüenza para el gremio!
POSDATA 3: Uno de los pensamientos del ex presidente de Uruguay, José Mujica: “No se cansen de ser buenos, aunque ser buenos no sirva para casi nada, solo para estar tranquilos con nosotros mismos”.
¡Cuanta razón!… Era una de las formas de ver la vida de un hombre que fue congruente entre el decir y el hacer; hizo visible su gran sabiduría; selló para siempre una realidad: los gobernantes son de carne y hueso, no dioses ni faraones ni emperadores ni príncipes ni reyes.
Mujica murió siendo un valiente, en la pobreza y con el respeto del mundo que bien cupo en su féretro.