Requerimos nuevas formas de pensar la masculinidad ante la resistencia al cambio

  • Los comentarios difundidos por Javier Hernández son una muestra de un discurso que expresa ideas ampliamente arraigadas sobre los roles y los espacios que mujeres y hombres tienden a ocupar en la sociedad: Amneris Chaparro Martínez

Javier “Chicharito” Hernández, jugador del equipo de futbol Chivas, publicó, a mediados del mes pasado, diversos videos en sus cuentas de Instagram y TikTok que generaron una fuerte controversia en redes sociales y medios de comunicación.

En dichas grabaciones, el futbolista expresó frases como: “¿Quieres a un hombre proveedor, pero para ti limpiar es opresión patriarcal?”, “Encarnen su energía femenina: cuidando, nutriendo, recibiendo, multiplicando, limpiando…”, y otras como “No le tengan miedo a ser mujeres, a permitirse ser lideradas por un hombre”. Estas declaraciones provocaron opiniones divididas: mientras que en algunos sectores de la sociedad las consideraron sexistas y de una visión tradicional sobre los roles de género, otras personas apoyaron las ideas manifestadas por el deportista.

A partir de los señalamientos y de las opiniones que se generaron, Gaceta UNAM entrevistó a cuatro especialistas de esta casa de estudios, quienes analizaron el trasfondo de los comentarios y reflexionaron sobre la relevancia de construir nuevas masculinidades para lograr una sociedad más igualitaria.

Los dichos del futbolista “son una muestra de cómo la sociedad sigue percibiendo a las mujeres y a los hombres, es decir, no se trata únicamente de una opinión individual, sino de un discurso que expresa ideas ampliamente arraigadas sobre los roles y los espacios que ellas y ellos deben ocupar en la sociedad”, aseguró Amneris Chaparro Martínez, directora del Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG) de la UNAM.

La también investigadora dijo que es un ejemplo de los atavismos que persisten en torno a las mujeres, quienes aún son vistas como personas que están destinadas a estar al servicio de otros, así como que sus intereses deben centrarse principalmente en la familia, el matrimonio y la maternidad.

Privilegios e incomodidad

Leticia Bonifaz Alfonzo, investigadora del Instituto de Investigaciones Jurídicas y académica de la Facultad de Derecho de la UNAM, explicó que los comentarios del jugador Javier Hernández no son un caso aislado, sino un reflejo de una narrativa que ha tomado fuerza en varios países como Estados Unidos, donde se busca reinstalar a las mujeres en el ámbito doméstico bajo el argumento de recuperar valores tradicionales, porque lo deseable para muchos hombres es conservar sus privilegios.

A consideración de la universitaria, el jugador “no está solo”, ya que muchas personas, la mayoría hombres, comparten ese tipo de pensamientos. Sus declaraciones también forman parte de una estrategia amplia que busca posicionar discursos contrarios a los derechos de las mujeres en el mundo.

“Este tipo de discursos generan debate porque se enfrentan a una realidad en la que las mujeres ya tienen una presencia activa en lo público y lo laboral, pero siguen cargando con la mayor parte del trabajo doméstico. Desde el feminismo, se cuestiona esa doble jornada y se insiste en la necesidad de redefinir el rol de los hombres en este nuevo contexto de igualdad”, enfatizó Bonifaz Alfonzo.

Para Alí Siles, investigador del CIEG, los comentarios del deportista reflejan una especie de ansiedad que muchos hombres han experimentado en los últimos años ante la interpelación, el cuestionamiento y la crítica hacia los roles de género tradicionales, especialmente desde el movimiento feminista. “Estas críticas no surgieron por el disgusto de los roles, sino porque reproducen desigualdad, discriminación y una lógica condescendiente que posiciona lo masculino como superior y lo femenino como algo subordinado o inferior”, precisó.

“Aunque suele pensarse que las mujeres han estado alejadas del trabajo productivo, lo cierto es que siempre han participado en él, así como en labores creativas y comunitarias. El cuestionamiento actual a los roles de género tradicionales –impulsado en gran parte por el feminismo– visibiliza esa colaboración histórica, lo que ocasiona cierta incomodidad debido a que toca posiciones de privilegio que los hombres han ocupado durante generaciones. Y es justamente ese desplazamiento lo que causa ansiedad en muchos varones hoy en día”, agregó.

Feminismo e igualdad

“En los últimos años hemos visto un movimiento feminista vibrante y activo en redes sociales, las calles, las universidades y muchos otros espacios de la vida cotidiana. Pero, desde posturas conservadoras, esto se percibe como una amenaza al statu quo y a la masculinidad misma; por ello, es posible que se generen este tipo de reacciones contrarias que apelan a discursos machistas y sexistas”, señaló Chaparro Martínez.

La directora mencionó que este tipo de percepciones resultan preocupantes ya que tergiversan información y plantean al feminismo como un ataque directo a los hombres y a su identidad masculina. Además, muchos de estos discursos se disfrazan bajo nociones de “energía masculina” o “energía femenina”, cuando en realidad responden a una lógica conservadora que busca mantener jerarquías de género.

Estas expresiones, prosiguió, son un reflejo del conservadurismo de la sociedad en la que vivimos, pese a los grandes avances que se han visto en materia de género. “En cada avance de la historia del feminismo, siempre habrá una postura antifeminista y con alta intensidad”.

A decir de Alí Siles, hay una falta de entendimiento sobre lo que las distintas agendas en términos de igualdad de género proponen, ya que en muchos casos se piensa que el feminismo busca rechazar la masculinidad o promover una supuesta superioridad de las mujeres. No obstante, la mayoría de los feminismos son movimientos proigualitarios que no persiguen la supremacía de ningún género, sino la igualdad para todas las personas.

“Es necesario comprender que no se trata de una lucha entre mujeres y hombres. El feminismo no busca confrontación, sino igualdad y el derecho a vivir vidas libres de violencia, ya que el modelo patriarcal ha sido históricamente desfavorable para ellas y ha permitido que las agresiones en su contra se normalicen y se perpetúen. Por ello, es fundamental cuestionar qué está generando esta violencia y comprender que la lucha por la igualdad también implica erradicar esas estructuras que la sostienen”, recalcó Bonifaz Alfonzo.