¿Porqué los alumnos evalúan a los profesores de matemática?

Por: Dr. Esptiben Rojas Bernilla

Universidad de Magallanes- Chile

La nueva pedagogía, dentro de todos los cambios que ha realizado, ha incorporado la evaluación de desempeño que realizan los alumnos a sus profesores, esto se da hasta en el nivel universitario. En particular en el ámbito de la matemática, no está excepta de polémica y desconformidad por parte del cuerpo docente.

Para responderse a la pregunta ¿por qué los alumnos deben evaluar el desempeño de sus profesores?, la nueva pedagogía, nuestra a esta evaluación como un dato relevante a la hora de evaluar la eficiencia de los aprendizajes adquiridos, por parte de los alumnos. Su importancia radica en que se conozca de primera mano si la enseñanza ha sido relevante y reconocida por sus alumnos. Este acto de buena fe, en la práctica se distorsiona y no es viable según nuestra opinión.

La nueva pedagogía también considera la relación horizontal entre alumno-profesor, en donde el profesor es un guía y facilitador del aprendizaje, este debe percibirse como un aprendiz de sus alumnos, la cercanía lúdica es importante para ser bien evaluado por sus alumnos.

En primer lugar, la horizontalidad alumno-profesor, a contribuido a establecer la eliminación de un elemento valórico – educativo, el “respeto a sus profesores”. En un hecho mundial, que el profesorado a perdido respecto ante sus alumnos y/o padres de familia. El otrora profesor respetado por alumnos y padres, está en extinción. La horizontalidad encamina a alumnos y padres a enfrentar y cuestionar el trabajo profesional y que con mucha vocación realiza el docente, causando en él, impotencia, desaliento y frustración. Inclusos se llega al extremo de peligrar su estabilidad laboral, si los reclamos son persistentes.

En general los padres de hoy día, creen que el profesor se le paga para que su hijo aprenda y obtenga buenas notas. Pocas veces es consciente, que el aprendizaje es una experiencia personal de su hijo y que no solo el profesor educa, educan también los padres y la sociedad en su conjunto. En las asignaturas de matemática, es más recurrente este tipo de problemática.

Muchas veces no se entiende que evaluar no puede ser subjetivo y necesita del conocimiento de una base teórica que el alumno y padres desconocen. Un elemento indispensable para evaluar es tener conocimiento (ojalá más allá de lo que se desarrolla en una clase) del contenido de la asignatura, en matemática esto es dramático, puesto que desde los padres y medios de comunicación se declaran desconocer o que no les agrada la matemática. Por lo tanto, no existen elementos básicos para considerar que personas que están en etapa de formación (como los alumnos), de aprendiz, evalúen a sus profesores, por falta de conocimiento de la materia y de las bases didáctico pedagógicas para esta tarea.

Por otro lado, se ha perdido el interés por el conocimiento en sí, la utilidad en esta pedagogía posmoderna. Si el alumno, no lo ve útil – ni para su futuro- pierde el interés, solo desea aprobar la materia, y para ello necesita un docente permisivo, ojalá no realice tareas y lo apruebe. Esta distorsión la evaluación del alumno hacia el profesor y lo hace inviable.

Para mejorar los aprendizajes se requiere profesores con mucha vocación y a la vez muy bien formados en la disciplina, que amen el conocimiento que enseñan desde el ejemplo, es indispensable que el alumno lo perciba. Entender que no es necesario que a todos les guste la matemática, la naturaleza humana es diversa y cada ser humano debe detectar esas capacidades para lo que es bueno y que finalmente lo hará feliz. La formación humanística del profesor de matemática es fundamental.

La autoridad educativa encargada de evaluar a los profesores, debería tener experticia académica, de lo contario no es ético ni moral evaluar a sus colegas.

Lo que si es necesario es, la vigilancia de los alumnos, padres y sociedad, de cuidar el respecto hacia los alumnos, y las buenas practicas valóricas, éticas y morales de todos los que están involucrados en la educación de nuestros niños y jóvenes.