Abandonado, el 16 % de adultos mayores
- Se les niega autonomía y dignidad
- Enfrentan exclusión laboral, al no ser considerados productivos, lo cual lleva a su vulnerabilidad económica: Verónica Montes de Oca, coordinadora del SUIEV
7 de noviembre de 2025.-En nuestro país, al menos el 16 % de las personas adultas mayores se encuentra en una situación de abandono o sufre alguna clase de maltrato, alertó Verónica Montes de Oca Zavala, coordinadora del Seminario Universitario Interdisciplinario sobre Envejecimiento y Vejez (SUIEV) de la UNAM.
Ellos enfrentan exclusión laboral, al no ser considerados productivos, lo cual lleva a su vulnerabilidad económica. Además, hay una percepción de “carga social”, una semiótica que impone una visión violatoria de los derechos humanos, añadió.
Tales personas pueden vivir aislamiento domiciliario y soledad como consecuencia de enfermedades. Y aún más grave: hay problemas con la estadística, por ejemplo, de feminicidios de mujeres mayores, fenómeno “que se desvanece”.
La dignificación desde el discurso, las políticas y los derechos humanos es esencial para que la justicia llegue a todos los niveles de la sociedad, acotó al participar en el Seminario Permanente de Bioética.
La también investigadora del Instituto de Investigaciones Sociales se refirió a “Bioética y vejez: violencias y precariedad de vida en adultos mayores”, donde dijo que también invisibilizamos al sector mayoritario de la población vieja en nuestro país: las mujeres. “Hay una feminización del envejecimiento: ellas tienen una esperanza de vida más alta y predominan en edades muy longevas”.
La población de 60 años y más está creciendo a una velocidad muy rápida: cada vez más personas alcanzan vidas prolongadas. Hablamos de unos 17 millones de personas adultas mayores que representan el 12.8 % de la población total de la nación, y que se distribuyen en el territorio de manera heterogénea.
Mayor expectativa de vida
Verónica Montes de Oca refirió que la expectativa de vida al nacer se ha duplicado en los países desarrollados en los últimos 150 años, pero también en las naciones en desarrollo, y esta es la primera vez en la historia de la humanidad que somos tan longevos. “Este es el momento en que más generaciones conviven juntas”.
Los retos que plantea el envejecimiento en México son el de la seguridad económica, porque en nuestra nación la seguridad social ha sido privatizada, y los ahorros de los trabajadores pasaron a manos de empresas privadas que cobran comisión y medran esos ahorros.
Otro es el de la atención médica, porque aunque ha aumentado el número de geriatras, no hay una cultura de prevención. Se genera una mayor demanda de los servicios de salud, que muchas veces no están en condiciones de atender, con una perspectiva de derechos humanos, a la población que envejece.
Envejecer es un proceso biológico, pero determinado por condicionantes sociales, que no tiene que ser violento ni debe atentar con la historia e identidad de las personas. Idealmente tienen que mantener la dignidad y promover el bienestar; pero muchas veces la vejez es planteada como una muerte simbólica.
Se tiende a patologizar el proceso de envejecimiento, señaló la experta. Se niegan o ignoran los dolores del cuerpo y las enfermedades como resultado de los procesos de explotación y desigualdad, así como las injusticias y violencias sociales y estructurales que sufren las personas en la vejez; y se les infantiliza y se les niegan sus derechos a la autonomía y la dignidad.
La vejez, recordó, es la etapa de la vida que se estudia a partir de los 60 o 65 años. Desde el punto de vista del capitalismo, llega cuando se ve limitada la capacidad de producir o consumir; biológicamente puede ser la fase posreproductiva y cuando las capacidades e independencia se pierden debido al deterioro de la salud.
Al hablar del envejecimiento en América Latina y el Caribe, comentó que ahí hay una heterogeneidad de la transición demográfica. “Hay naciones donde la esperanza de vida es limitada: a menor desarrollo, menor envejecimiento y esperanza de vida”. Haití es el país del continente con la esperanza de vida más baja.
Para dignificar la vejez, señaló Verónica Montes de Oca, es necesario el respeto, buscar soluciones que promuevan el alivio del sufrimiento, asegurar derechos como acceso a la salud, vivienda y seguridad, reconocimiento de la singularidad y el trayecto de vida, cambio de narrativa sobre el proceso de envejecimiento y la vejez, escuchar y buscar soluciones sobre los problemas de esta etapa de la vida, y respeto a la autonomía y toma de decisiones.
En el aspecto de bioética y envejecimiento, refirió que hay temas muy valiosos, es el caso de la muerte digna como posible solución al sufrimiento. “El enfoque de la bioética personalista ontogénicamente fundamentada subraya que la dignidad y la vida humana son principios innegociables que deben guiar todas las decisiones”.
Resulta importante tener diálogos y abrir el espacio de conversación, pero asegurando la lucha contra las vulnerabilidades estructurales y simbólicas que viven las personas en el proceso de envejecimiento. Y cambiar las narrativas sobre la vejez: no todo es precariedad o enfermedad. Hay personas mayores a cargo de albergues para perros abandonados o que tienen bancos de semillas, entre otras maravillas, destacó.
Finalizó la sesión virtual recordando que “todas las personas, desde las más jóvenes, tienen un viejo dentro que deben de cuidar”.