En el país hay alrededor de 9.6 millones de personas mayores de 65 años, de las cuales, 26 por ciento –alrededor de 2.5 millones de adultos–, en 2016 no contaba con pensión o apoyo económico.
Quienes reciben dinero de un programa social llegan a obtener 10 veces menos de lo que lograrían si estuvieran pensionados en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) o el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (Issste), que en promedio es de 5 mil 564 pesos.
Lo anterior lo revela la Evaluación estratégica de protección social en México del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval). Explica que las pensiones de vejez tienen como finalidad contribuir a moderar la pérdida o disminución del ingreso de las personas al final de su vida productiva.
En el próximo gobierno, para obtener la pensión otorgada por conducto de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) –próximamente secretaría del bienestar–, con el cambio de edad (que pasará de 65 a 68 años de edad) habrá que tener cuidado que las personas de 65 a 67 años que sean excluidas no queden en la pobreza, sostuvo Gonzalo Hernández Licona, secretario ejecutivo del Coneval.
Consideró que esa medida es presupuestaria; “ojalá después se revierta y se vuelva a atender a personas de 65 años y más, de manera pareja.
En 2016, de acuerdo con el Coneval, 41.1 por ciento de los adultos mayores vivía en pobreza, de los cuales 6.6 por ciento estaba en miseria extrema.
En 2016, 48.6 por ciento de las personas de 65 años y más eran beneficiarias de algún programa de adultos mayores, y la cobertura de este tipo de acciones creció entre 2008 y 2016, lo cual favoreció principalmente a la población de menos ingresos, indica.
Un adulto mayor con pensión contributiva, es decir, que cotizó en el IMSS o en el Issste, recibía 5 mil 564 pesos en promedio al mes; un adulto mayor beneficiario de programas como el de Sedesol durante 2018 recibe 580 pesos, lo cual refleja la fragmentación y diferenciación en la cobertura y beneficios del sistema de protección social
, señala el reporte.
Entre la población indígena, ocho de cada 10 personas nunca han contribuido a la seguridad social, lo cual significa que no contarán con una pensión o jubilación contributiva al final de su vida laboral –con las prestaciones sociales que esto implica– y podrían depender solamente de los programas sociales y pensiones no contributivas, se destaca en el documento.
Refiere que en términos de cobertura, los programas de adultos mayores alcanzan a más población y se tiene menos cobertura de los sistemas contributivos; sin embargo, el acceso a la seguridad social es diferenciado, pues los sistemas contributivos de IMSS o Issste incluyen al menos el acceso a servicios de salud, componente que no está contemplado en los programas de adultos mayores no contributivos.
En la actualidad, el programa federal Pensión para Adultos Mayores es el más importante, en cuanto a cobertura y presupuesto.
Asimismo, existen diversos programas en la materia en entidades como Durango, Guerrero, Ciudad de México, estado de México, Jalisco, Nuevo León, Sonora, Veracruz y Zacatecas.
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