Llevamos apenas unas cuantas semanas en que ha tomado posesión el gobierno federal con la presidenta Claudia Sheinbaum al frente, y en educación ha habido pocas señales de lo que será la propuesta o el proyecto sexenal para el periodo 2024-2030; lo novedoso hasta ahora es que habrá continuidad en lo hecho por la anterior administración con Andrés Manuel López Obrador como presidente.
Lo que menos necesita la educación en nuestro país son discursos, promesas o referencias de lo que pudiera hacerse. El choro mareador ha permeado fuertemente los últimos gobiernos sin que mejoremos significativamente en la percepción de las y los ciudadanos y en los usuarios que asisten a las escuelas todos los días. El debate, hasta ahora, es dar cuenta de cuánto será el monto de las becas, si se autoriza el horario extendido en las escuelas y qué personajes continuarán en la estructura federal de la SEP, y en Jalisco, aunque no ha tomado posesión el gobierno de Pablo Lemus de igual manera oficial, están enfrascados en dichas negociaciones. Todo ello son minucias con relación a una mirada y un compromiso en educación que tenga un horizonte de largo aliento.
Ya Jaime Navarro Saras en su entrega de esta semana hacía un recuento de los perfiles de los distintos personajes que han ocupado el cargo de titulares de la SEJ, en las últimas seis administraciones sexenales, y devela los rasgos ideales de la persona que pudiera ser el titular en educación. Debiera pensarse que es un privilegio ocupar un cargo en la estructura educativa en todas las esferas de gobierno, federal, estatal e incluso municipal.
Pareciera también que las estructuras burocráticas están mucho más preocupadas por saber quiénes serán nombrados como colaboradoras y colaboradores y en qué puestos se colocarán, sin detenerse a pensar en el proyecto y en los compromisos con la sociedad.
A diferencia de otras áreas y de otros rubros, tanto en salud como en educación, no se puede improvisar, pero pareciera que esa es la constante, improvisar de origen e ir improvisando sobre la marcha da cuenta de una filosofía perversa para hacerse creer que de esta manera se educa mejor.
Son más las rupturas que deben generarse en el sistema por encima de las continuidades. Lo que pudiera continuar es la coherencia en el discurso de lo que se tiene proyectado hacer y la puntualidad en el cumplimiento de metas y de compromisos sexenales, pero las rupturas implican muchas más cosas: desburocratizar el sistema, garantizar claridad a las maestras y maestros en cuanto a ofrecerles una trayectoria académica basada en la profesionalización y en la estabilidad en el empleo con salario, prestaciones y condiciones laborales óptimas y dignas para ejercer la tarea, de lo contrario todo se viene abajo, todo se desmorona desde el inicio.
Un primer elemento, que deberá cuidar el actual grupo que ocupa la Secretaría de Educación en nuestro país, es la agenda de gobierno que deberá atenderse, detectar las necesidades educativas y saber jerarquizarlas, inyectar recursos en donde se necesita invertir y despolitizar el sistema, a partir de pedagogizar la vida cotidiana de la Secretaría y delimitar las atribuciones del sindicato de docentes, de tal manera que se ocupen del único aspecto que obedece a su naturaleza: vigilar y defender los intereses laborales de las y los trabajadores de la educación.
El otro aspecto es garantizar mejoras en los indicadores educativos. No es posible que en una sociedad que se dice educada, se vivan todos los días secuestros y desapariciones forzadas, sobre todo de jóvenes y adolescentes, y que no exista ninguna instancia que dé respuesta puntual a ello y que prevenga desde la instancia educativa, con la creación de formas y mecanismos para el autocuidado y para neutralizar las prácticas y los modos operandi de los grupos delictivos. No hemos mejorado en este rubro, sino que por el contrario, el incremento se ha tornado exponencial y Jalisco ocupa sobre todo en este sexenio el nada honroso primer lugar nacional en desaparición forzada.
La educación en México y en Jalisco no requiere discursos ni palabrería barata, requiere acciones razonadas con una claridad epistémica de qué necesitamos hacer a partir de lo que tenemos y hacia dónde pretendemos llegar con una propuesta educativa sexenal ambiciosa que se diseñe en clave estratégica.
Ojalá y en Jalisco el proyecto Recrea pase al museo del olvido por fastuoso e inoperante. Requerimos acciones artesanales y modestas, pero que tengan la capacidad de incidir verdaderamente en una mejor educación, en la formación de mejores alumnas y alumnos con la intención de proyectar al mundo y a nosotros mismos que somos una mejor sociedad.
*Doctor en educación.
Profesor–investigador de la UPN Guadalajara,
Unidad 141. safimel04@gmail.com
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