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Domicidio
No es uno de mis frecuentes errores de dedo ni una excepción en las (supuestas) correcciones del programa con el que escribo. El término “domicidio” refiere a la combinación de un término que connota el hogar con uno que significa asesinato. Cito de este texto acerca del domicidio y su etimología (https://www.nelfuturo.com/Domicidio) esta frase “La casa negli autori romani come Terencio e Plauto è considerata il luogo nel quale si impara e si viene educati”. De tal modo, la casa, el hogar, nuestro lugar de vivienda, no se limita a un lugar en el que dormimos unas horas, preparamos alimentos, nos aliñamos para luego salir a realizar actividades económicas, políticas o de aprendizaje. La casa es un lugar en donde interactuamos con otras personas, habitualmente miembros de nuestras familias, pero que también pueden ser nuestra pareja, algunos compañeros y amigos. Desde la casa aprendemos a convivir con otras personas, a utilizar el lenguaje, a disciplinarnos en horarios y hábitos, a interactuar con quienes viven dentro y con quienes se acercan para ofrecer bienes y servicios. Aprendemos sobre espacios y tecnologías, incluso sobre nuestros deseos y la manera en que se ven complementados o limitados por los demás. A la casa la solemos convertir en un hogar por la manera en que nos proporciona calor, no sólo para proteger nuestros vulnerables cuerpos, sino también en el sentido afectivo, para blindar nuestras relaciones afectivas. De ahí que, en un sentido amplio, el domicidio no se limita a la destrucción de un edificio, sino a la interrupción de posibilidades que esa delimitación espacial nos proporciona, entre ellas, las del constante aprendizaje y retroalimentación. En el hogar solemos rumiar, revisar, planear, nuestras actividades fuera de él y aprendemos constantemente de una manera que complementa lo aprendido en otros ámbitos que van desde el ágora hasta el aula, desde el campo hasta las capillas.
El domicidio está relacionado con otros crímenes: (https://www.elespectador.com/el-magazin-cultural/doris-salcedo-el-crimen-de-domicidio-destruir-casas-debe-estar-tipificado/) y, además de atentar contra el derecho a la vivienda que tiene cada ser humano, se asocia con otras acciones como el desalojo, el genocidio, el asesinato directo. El domicidio se extiende a espacios más amplios: no sólo el lugar de descanso y de preparación de alimentos o de aseo personal, sino que afecta también a los lugares diseñados para el traslado, el comercio, la interacción con otros para aprender y para negociar. En instancias como la destrucción de las viviendas y los servicios urbanos en las guerras. En días recientes, el término ha cobrado vigencia, pues se ha acusado al gobierno de Israel de domicidio en Palestina, aunque se trata de un crimen que ha sido perpetrado desde hace meses (https://provea.org/opinion/ese-crimen-impune-llamado-domicidio/). De tal modo que este concepto implica una definición más amplia, para incluir escuelas y hospitales: (https://www.youtube.com/watch?v=q6YBsNvx7i4).
Domicidio en Gaza: (https://aqui.madrid/relatores-de-la-onu-denuncian-el-domicidio-de-israel-en-gaza/).
Desde hace años, las instancias de domicidio se suscitan y se multiplican en nuestro planeta; por ejemplo en Chile, 2009: (https://www.theclinic.cl/2009/06/02/domicidio-una-nueva-forma-de-asesinato-llega-a-chile/), en Gaza: (https://aqui.madrid/relatores-de-la-onu-denuncian-el-domicidio-de-israel-en-gaza/). Hay quien enfatiza que se trata no sólo de una pérdida de refugio para quienes habitan determinados edificios y frecuentan determinados barrios e instituciones, sino que en realidad afecta de manera más amplia a las sociedades (https://eljuegodelacorte.nexos.com.mx/tenemos-que-hablar-del-domicidio-y-sus-costos-sociales/). Puede considerarse que hay instancias aisladas y puntuales: la destrucción de casas, escuelas, hospitales e iglesias en un determinado momento a través de ataques en momentos y lugares específicos, pero también puede tratarse de un acoso que lleva semanas, meses, años, como señalan Basso, Ciaschi y Akesson (2020) para el caso del gobierno canadiense contra el grupo Sayisi Den (“Cumulative Domicide: The Sayisi Den and destrucción of home in mid-twentieth century Canada, Currento Sociology. Vol. 68, núm. 5, sept. 2020). En este domicidio acumulativo, este grupo étnico que vivía de la caza del caribou y seguía sus movimientos a lo largo de un amplio territorio. En el caso analizado por estos autores, a los miembros de este grupo étnico se les dividió en distintos lugares y se les obligó a asentarse en condiciones de vivienda y trabajo extremadamente precarias, rompiendo con sus tradiciones culturales, económicas y familiares. Basso y colaboradores señalan que el domicidio constituía una meta de política de largo alcance de parte del Estado canadiense, no sólo una consecuencia adicional no intencionada de las circunstancias coloniales y de las instituciones empeñadas en discriminar contra los grupos originarios. El supuesto “problema” de conservación de la naturaleza que representaban los Sayisi se abordó a través del domicidio y otras formas de violencia como las de escuelas residenciales y políticas forzadas de adopción de los niños de este grupo étnico. Esta “intervención” derivó en aislamiento, inmovilización, hacinamiento, desplazamiento, a lo largo de un amplio periodo.
El caso no es el único; ni siquiera es algo de un pasado o una geografía remotos. El afán de las grandes empresas por hacerse de enormes porciones del planeta para su comercialización puede estar en la base de estas destrucciones. La inseguridad en la vivienda puede estar relacionada con mercados inmobiliarios y supuestos desarrollos urbanos que terminan por desplazar a los grupos con menos recursos para adquirir, conservar y defender sus lugares de vida (https://www.cidob.org/publicaciones/apuntes-la-entronizacion-de-la-propiedad-la-otra-cara-de-la-inseguridad-residencial). Aun cuando el domicidio no implica necesariamente el exterminio de quienes habitan esos lugares, suele estar asociado un proceso con otros, pues es posible partir del domicidio para derivar en el genocidio, como sucede en el caso de la agresión israelí que continúan en este momento de 2024: (https://expedienteconfidencial.com/internacional/expertos-de-la-onu-denuncian-uso-de-ia-por-parte-de-israel-para-cometer-un-domicidio-en-gaza/?doing_wp_cron=1728379272.6020770072937011718750).
Por otra parte, en contextos más cercanos a nosotros hemos sido testigos de este proceso. El problema de la destrucción de viviendas y barrios en Guadalajara (https://www.instagram.com/reel/DBaOmVvuOEv/?utm_source=ig_web_copy_link&igsh=MzRlODBiNWFlZA==), denunciado por algunos activistas y políticos ya había sucedido con la supuesta construcción de Ciudad Digital en el centro de la ciudad, proyecto que terminó en fracaso, no sin antes provocar un marcado domicidio en la zona del parque Morelos y la calzada Independencia. Por otra parte, sabemos de un extenso domicidio por ineptitud: el 22 de abril de 1992 en Guadalajara (https://coljal.mx/22-de-abril-de-1992-una-pascua-sombria/). Entre otros análisis, Alaide Hurtado (2022), en un artículo de hace un par de años y en su tesis de maestría en estudios sociales y humanos en El Colegio de Jalisco: “La Asociación 22 de Abril en Guadalajara: su participación en la vida cotidiana de los afectados” en Carta Económica Regional, año 35, núm 30, resalta cómo esta destrucción de un espacio considerable ha tenido impactos de décadas en las vidas de las personas desplazadas por el domicidio de 1992.
En términos de la relación del domicidio con la escasez de escuelas, cabe señalar que la gente debe salir de sus barrios para encontrar en dónde educar a sus hijos y en muchos casos, tanto sus viviendas como los planteles se encuentran en condiciones precarias en términos de servicios, acceso, equipamiento, seguridad. El concepto de domicidio tiene una notable relación con el concepto de gentrificación: (https://revistaiztapalapa.izt.uam.mx/index.php/izt/article/view/1735/1817) y con la aspiración de generar barrios tranquilos en los que resulta más caro vivir, a cambio de responder al llamado de algunos grupos que expresan explícitamente: “no queremos más escuelas ni estudiantes en el barrio”…, pues, según expresan, se llena de ruidos, de coches, de jóvenes, de fiestas, de viviendas de estudiantes. El domicidio y la gentrificación suelen ser vistos como “positivos” por sus consecuencias de renovación urbana, al desplazar a los grupos con menores recursos. El antropólogo Claudio Lomnitz ofrece un análisis de cómo dinámicas recientes inciden también en la destrucción del barrio: (https://cisav.mx/resena-claudio-lomnitz-sobre-la-destruccion-del-barrio/) por medio de la imposición de grupos poderosos que, a la vez, “protege a su gente y conocidos; por la otra, los pone en riesgo”.
El domicidio, como ya mencionamos, afecta no sólo a los procesos de aprendizaje dentro del hogar, sino que también tiene un impacto enorme en las escuelas. Según la ONU, en septiembre de 2024: (https://news.un.org/es/story/2024/09/1532606), para el periodo 2022-2023 se registraron más de seis mil ataques a la educación. Si ya la destrucción de la vivienda altera las posibilidades de asistir a la escuela, la destrucción de los planteles, en especial en los sitios de conflictos bélicos, ha dejado a decenas de miles de niños sin posibilidades de educación formal. Por otra parte, sabemos que en algunos casos de emergencia las escuelas y los hospitales sustituyen a las viviendas, sea como refugios temporales, o como alternativas ante la destrucción de las casas de quienes deben buscar abrigo en alguna construcción con mayor capacidad para recibir a la población desplazada (https://www.hrw.org/es/news/2023/11/08/ucrania-la-guerra-pasa-factura-las-escuelas-y-el-futuro-de-los-ninos-y-ninas).
Las instancias de domicidio asociadas a la destrucción del entorno de las viviendas han dado lugar al uso militar de las escuelas, lo que afecta a los niños y sus derechos. El reporte “Tanks in the Playground” Withdrawing Russian forces left behind burned-out and ransacked classrooms, and the school equipment that was not looted was often broken. Russian soldiers vandalized schools by painting graffiti on walls, typically with expressions of hate towards Ukraine and Ukrainians: (https://www.hrw.org/report/2023/11/09/tanks-playground/attacks-schools-and-military-use-schools-ukraine) muestra cómo, aparte de los ataques a sitios militares, la destrucción de espacios públicos de uso civil conlleva el domicidio y la destrucción de los servicios e instituciones que resultan vitales para las poblaciones. Aun cuando no hay todavía un registro exhaustivo de los casos de domicidio en el mundo, sí existen estudios locales, como los pioneros de Porteus y Smith en su libro Domicide: The Global Destruction Of Home, 2001.
Con información: Revista Educarnos
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