El nuevo proyecto educativo: evitemos el mismo error

By on junio 14, 2024

Desde hace algunos meses la presidente electa compartió lo que sería su plataforma educativa de trabajo, en donde se contemplan diferentes puntos que buscan atender problemas y necesidades tanto de los actores del proceso educativo, así como de la infraestructura física que existe para brindar atención a la población.
Lógicamente hay iniciativas que retoman políticas implementadas desde el sexenio anterior, principalmente el otorgamiento de becas para los y las estudiantes y mejorar las condiciones económicas de las y los docentes mediante salarios justos.

Otros puntos que se abordarán, según la propuesta, son los Centros de Educación inicial, apoyos a la educación primaria y secundaria, y, con base a su formación académica, vincular a la ciencia con sectores prioritarios. Cada uno de estos puntos buscan brindar mayores beneficios a la población en general, garantizando las condiciones mínimas necesarias para que cada infante y adolescente puedan acceder a la educación y, con ello, a mejores condiciones de vida.

Hay dos puntos más que están indicados en la propuesta que, pese a las buenas intenciones, pueden representar, desde mi óptica, un problema si es que no se dimensionan correctamente sus diferentes implicaciones: me refiero en particular a los puntos de fortalecimiento de la Educación Media Superior y el crecimiento de la Educación Superior.

Durante muchos años, muchos realmente, siempre se consideró que había un embudo social que servía de filtro para que sólo un porcentaje menor de la población pudiera acceder al nivel Medio Superior y otro porcentaje conformado porque todavía menos estudiantes ingresaran y terminaran el nivel Superior. Esta situación ponía de relieve la falta de espacios escolares, y de oportunidades para quienes egresaban de la secundaria y de la preparatoria respectivamente.

Ante tal situación, y en el mismo afán de garantizar la educación para cada estudiante, la presidente electa propone la creación de un número de preparatorias que sea similar al total de secundarias existentes, garantizando así el pase prácticamente automático de un nivel a otro, incluso sin examen como el de COMIPEMS, así como la creación de un mayor número de Universidades.

Sin embargo, pese a que las medidas responden a lógicas de igualdad y equidad, con un profundo sentido axiológico, no necesariamente responde a las lógicas y necesidades económicas. Es decir, conseguir que un porcentaje mayor de estudiantes culminen sus estudios de bachillerato o de Nivel Superior, debe garantizar también un beneficio laboral y económico que permita significar a la escuela como un espacio necesario que brinda mayores y mejores oportunidades y condiciones de vida. Si hay un número mayor de egresados de estos niveles, pero no hay el mismo número de oportunidades laborales, para que el tránsito de un sector a otro sea también prácticamente automático, la medida no funcionará. Existe, por tanto, la necesidad de que estos puntos se vinculen y se vean, en cierto sentido, determinados por el sector empresarial y gubernamental, considerando la inversión en empresas que requieran de un gran número de bachilleres o nuevos profesionistas con salarios atractivos, sólo así esta propuesta tendrá un efecto positivo en lo social. De no ser así, tendremos muchos matriculados sin trabajo o con salarios magros.

Por tanto, de las primeras acciones que deberá realizar el gobierno entrante será pactar y negociar con el sector laboral, para darle, nuevamente, un plus de valor a la educación escolar recibida, ¿lograrán congeniar lo político, lo económico y lo educativo? Esperemos que sí.

Con información: Revista Educarnos

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