La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos y ella se aleja dos pasos.
Camino diez pasos y el horizonte se desplaza diez pasos más para allá.
Por mucho que camine nunca podré alcanzarla.
Entonces ¿para qué sirve la utopía?
Para eso sirve, para caminar.
Eduardo Galeano
¿Las utopías en educación están en crisis o será el camino el que se ha dificultado en demasía?
A propósito de la conferencia magistral de la Dra. Violeta Núñez en el marco del II Congreso de intervención Educativa, las utopías se han cancelado o se ha perdido el rumbo de las mismas. La claridad de antaño o se ha tornado en tinieblas en terribles confusiones.
La educación es una utopía por su propia definición y naturaleza, está asociada a la transformación, al cambio, ligada a la práctica, la educación sólo es posible en la acción que es la forma de mirar sus efectos y sus productos.
Pero la educación también tiene que ver con intenciones (que está más en el plano del deseo) y con los puertos a elegir a modo de puntos de llegada. El caminar como un itinerario de vida es muy sugerente pero lo es más si el trayecto del caminante va acompañado de sentido, de hacia donde se pretende llegar, que sirva de base para decidir el camino o que camino se elige que sirva de base de hacia dónde se pretende llegar.
Las utopías de la educación son aquellos puntos irrealizables, pero que le dan sentido al caminar y al movimiento. Son irrealizables la educación crítica para todos y todas, la justicia educativa para los que no tienen más que muy poco, es irrealizable la sensibilidad gubernamental y la tendencia a la rectificación producto de la autocrítica de una reforma inviable y profundamente equivocada, es irrealizable, el aprendizaje sencillo que llegue a todos y todas y la apertura de oportunidades para todos.
Las utopías en educación (sin embargo) justifican el movimiento, le dan sentido y razón de ser a las cosas que se hacen y también a las que se dicen y se dejan de hacer. En este bello espacio de caminar y de mirar el camino, cobra importancia el relato que se recoge del mismo y los detalles que se desprenden de ahí.
Ante una sociedad que afanosamente tiende de a deshumanizarse, y en donde seguimos aferrados a convertirnos en un chip o en una pieza más del gran aparato industrial. Ante todo ello la educación como utopía emerge como una potente alternativa, para que los que no lo hagan aprendan a caminar y para los que ya caminan corrijan su rumbo.
La utopía en educación nos indica contundentemente que requerimos desaprender el camino andado para trazar uno nuevo inédito, que, aludiendo a Machado, al caminar se haga el camino y en el camino se construya el caminante, sólo así surgirán nuevas utopías en educación. O dicho de otra manera la educación cobrará un potente sentido y ocupará a muchos a partir del gusto y bajo el simple deseo de seguir caminando todo lo que se pueda ir para conocer.
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