La gentrificación está llegando a sus límites en colonias tradicionales

  • En esas zonas, como la Roma y la Condesa, la creciente voracidad inmobiliaria se enfrenta a las protestas y movilizaciones de vecinos que las han habitado durante décadas

La gentrificación en Ciudad de México es creciente y está llegando a sus límites en colonias tradicionales como la Roma y la Condesa, donde la creciente voracidad inmobiliaria se enfrenta a las protestas y movilizaciones de vecinos que han habitado esas zonas durante décadas, coincidieron dos expertos de la UNAM.

“La gentrificación es un proceso de transformación urbana que implica que un lugar de la ciudad se modifica con la llegada de nuevos inquilinos con un nivel adquisitivo más alto que los habitantes tradicionales de la zona, los cuales son expulsados hacia la periferia de la urbe. Es un proceso muy vinculado a las dinámicas del mercado del suelo en la ciudad, está regido bajo una lógica del mercado capitalista”, precisó Vicente Moctezuma Mendoza, investigador del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la UNAM.

El historiador y doctor en Antropología Social explicó que este proceso depende de las desigualdades sociales, las reproduce y genera nuevos espacios excluyentes.

“Sus principales implicaciones son el desplazamiento o la expulsión de la gente que habita esos espacios, debido a que el precio de las rentas aumenta o porque las tiendas donde esas personas se abastecen cambian, por ejemplo, de locales pequeños y fondas a grandes almacenes y centros comerciales que son excluyentes también, ya que quienes no cuenten con un alto nivel adquisitivo no pueden acceder a ellos”, apuntó el coordinador del seminario “(Des) orden urbano y sectores populares”.

Por su parte, Eftychia Danai Bournazou Marcou, arquitecta con maestría en Urbanismo y profesora de la Facultad de Arquitectura (FA), reiteró que la gentrificación es la sustitución de grupos sociales de bajo ingreso por otros de mayor poder adquisitivo en una zona de la ciudad.

“Es resultado de inversiones públicas seguidas por privadas que elevan los precios del suelo, el costo de la vida, en zonas que tradicionalmente están habitadas por el sector popular, pero que tienen un potencial de desarrollo por su localización privilegiada”, subrayó.

“Se mejora la infraestructura y hay inversión económica, pero desgraciadamente esto lo aprovecha el mercado inmobiliario, que invierte en nuevos desarrollos, incrementa los precios y el efecto final es el desplazamiento o expulsión de los habitantes originales, ya sea de manera rápida o paulatina”, detalló.

La experta dijo que la gentrificación se caracteriza por la subordinación del Estado a las necesidades del mercado. “Un ejemplo es la flexibilización del marco legal. En el caso de la ciudad neoliberal, una de las características es flexibilizar el marco legal para atender las necesidades del mercado inmobiliario”, señaló.

Los expertos reconocieron que este proceso avanza en muchas urbes del mundo, aunque hay ejemplos de controles a la voracidad inmobiliaria. “Hay topes para subir las rentas en ciudades como San Francisco y Nueva York, en Estados Unidos; y también en París, Francia”, anotó Moctezuma.

Otros ejemplos notables ocurren en Viena, Austria; y en Uruguay, país que robustece la vida en comunidad a través de las cooperativas de vivienda, indicó Bournazou Marcou.

Alternativas

Para Moctezuma Mendoza el abatimiento de la gentrificación necesitaría superar el objetivo de capturar más ganancias e implementar una dimensión ética de parte del Estado.

“No hay regulaciones ni programas urbanos que protejan las características de los barrios, que permitan que se reproduzca la vida social que hay en ellos, sin estar amenazados por las dinámicas del mercado”, sostuvo.

Consideró que el Estado debería poner en el centro a las personas y no al mercado, y crear estrategias que consideren la vivienda como un derecho.

En tanto, Bournazou Marcou mencionó dos modelos que podrían ser útiles para frenar este proceso.

“Por una parte es posible impulsar la producción masiva de vivienda social propiedad del Estado que se dé en arrendamiento a los ciudadanos; y por otro, es fundamental fomentar las cooperativas de vivienda entre grupos ciudadanos que no serían dueños individuales de ésta, sino propietarios colectivos con mayor capacidad de defensa ante las inmobiliarias y una menor vulnerabilidad. Este es un modelo que ha funcionado con gran éxito en Uruguay”, comentó.

La arquitecta reconoció que el actual gobierno de Ciudad de México tiene propuestas interesantes como el Bando Uno que es una estrategia para combatir la gentrificación y garantizar el derecho a la vivienda.

Su objetivo principal es estabilizar las rentas, proteger el arraigo comunitario y frenar la especulación inmobiliaria. El Bando Uno incluye medidas como la regulación de rentas, la promoción de la vivienda social y la participación ciudadana en la toma de decisiones.