La profesión de matemático

Por: Dr. Esptiben Rojas Bernilla

Universidad de Magallanes- Chile.

La profesión de matemático es bastante desconocida para la mayoría de las personas, en la mayoría de las veces se le asocia a la de profesor de matemática, cuando son actividades distintas. Primero debemos distinguir entre una profesión y una actividad científica básica. Una profesión es una actividad calificada para resolver problemas concretos de nuestra sociedad, por ejemplo, un médico posee conocimientos para resolver el problema de salud de las personas, un profesor de enseñanza media o básica poseen conocimientos para educar a través de alguna disciplina, es decir, siempre los conocimientos sean científicos y/o humanísticos, sirven para resolver algún problema en nuestra sociedad. Sin embargo, en las carreras científicas (básicas) el objetivo es crear conocimiento, por el placer de crearlo, es satisfacer su curiosidad, ese deseo interno de enfrentarse a un desafío intelectual, que lo lleve a responder a sus conjeturas. En principio, no le interesa la utilidad que puede tener este conocimiento. Los científicos básicos son como niños curiosos, se conjeturan y buscan respuestas, es una vocación muy especial, muchas veces incomprendida, sobre todo en esta época en donde el posmodernismo a relativizado todo y ha instalado la utilidad como fin de toda investigación. Se confunde investigación básica con investigación aplicada y/o tecnológica.

En el caso del matemático, es un científico básico, crea conocimiento matemático, por el placer de crearlo, su pretexto para ello, es el planteamiento de problemas, a través de ellos nacen teorías, teoremas etc. En ese sentido, ser un matemático, no es ser un profesional, como lo es un ingeniero, un médico o un profesor, puesto que no resuelve nada real, solo resuelve problemas relacionado con algún sistema formal, desde ahí puede nacer nuevos objetos matemáticos, nuevas interacciones, es decir nuevos teoremas.

Sumergirse en este mundo matemático no es fácil, requiere muchos años de formación académica, como tampoco lo es, estudiar cualquier profesión de manera sería. En particular ser un matemático, tiene una complejidad adicional, sus objetos de estudio no están en este mundo, no son concretos, ningún ser humano ha visto, ha olido, o a tocado un simple uno, solo puede representarlo materialmente mediante un símbolo, pero estos símbolos no es el objeto en sí, sus propiedades y relaciones es necesario imaginarlos para que luego pasen a un proceso de demostración rigurosa. Al matemático, el mundo no le da sus objetos de estudio, él tiene que inventarlo, es una experiencia puramente intelectual, compleja, pero fascinante para el que tiene vocación matemática.

Esta característica compleja, lo hace difícil de comunicarse, no es lo mismo comunicar astronomía (aunque sea una investigación de punta) que comunicar Teoría de Galois o Teoría de Categorías, es por ello que la difusión raramente se hace de temas especializados, en general se hace en relación con la educación matemática o divulgando algun problema matemático, en donde se ha reelaborado ideas y conceptos, a fin de ser interesante para quién ya le gusta la matemática. En general al que no le atrae la matemática, después de una charla de este estilo, sale igual, las razones lo podemos discutir en otra oportunidad.

La profesión de matemático muchas veces es solitaria, sus temas, sus curiosidades, difícilmente es transmitible a las personas comunes y corrientes, muchas veces ni siquiera a otros matemáticos, cada matemático tiene su propio interés particular, solo entendible en grupos relativamente pequeños, que habitualmente están diseminados por el mundo. Es una actividad muy solitaria – puesto que necesita altos grados de concentración-, pero extremadamente fascinante, hay que vivir la experiencia para comprenderlo y valorarlo.

Gracias a los científicos básicos, entre ellos matemáticos – estos niños curiosos – los científicos aplicados y los tecnólogos tiene un baúl de conocimientos para echar mano y solucionar los problemas que la sociedad necesita para su desarrollo.

Ser un matemático profesional, por antonomasia es un inventor de teoremas, es un investigador, eventualmente puede desempeñarse como profesor universitario, con el fin de ser útil a la sociedad, pero su vocación principal es satisfacer esa curiosidad, sumergirse en un mundo que no es el de los otros, donde las ideas y su verificación rigurosa juegan un papel esencial para generar nuevo conocimiento matemático.