EDUCACIÓN FUTURA
Me han llegado algunos mensajes a mi buzón de correo electrónico diciéndome, de que la reforma educativa es una calca al carbón de la reforma educativa de España y de algunos países europeos.
Desde la perspectiva de la Pedagogías Comparada, la reforma educativa mexicanas (REM) es igual a muchas reformas del mundo occidental pero a la vez diferente por el contexto y la dinámica propia de este país.
Es igual porque la REM, la ha trazado la OCDE (Organización para el Comercio y Desarrollo Económico), organismo multinacional que dicta e impone las directrices a partir de lo que los grupos más ricos del mundo desean. Desde este marco a la OCDE le interesa que la educación viva un proceso de privatización, que poco a poco los estados nacionales adelgacen su injerencia en la atención de los asuntos educativos y permitan que los particulares (empresarios, el clero y organismos de la derecha confesional, entre otros) se hagan cargo de la administración y orientación de los asuntos educativos), los sistemas educativos deberán homologarse a partir de la definición de un sistema educativo mundial (SEM), que comparta contenidos, competencias, políticas de formación e ideológicas, en ello, una regla que impulso la OCDE es que el sistema educativo mexicano debería de evaluarse, para conocer mejor las necesidades del sistema y actuar en función de ellos, el problema del esquema de evaluación es que éste no ha servicio para conocer mejor el sistema y poder tomar decisiones acertadas, sino para castigar a quien no cumple (Santiago, 2009).
Y los dos últimos asuntos que ha impuesto la OCDE son: la reforma del profesorado tal como la padecemos hasta ahora y la reforma del financiamiento, gastar lo menos posible en educación y comenzar a cobrar por ella, de ahí la frase de un ministro de educación de hace años: “quien quiera tener educación de primer nivel, que pague por ella”.
Los anteriores puntos (en mayor o menor medida) han sido compartidos a partir de esta tendencia de querer generar un sistema educativo mundial, obviamente regulado desde la OCDE y desde la racionalidad de los países más poderosos del mundo. Desde el poder pasando por la OCDE se aspira a que la educación de los pises pobres o periféricos (incluyendo a México) sirva para dos cosas: a) para que la educación forme a obreros calificados que se hagan cargo de la producción en las brandes empresas maquiladoras multinacionales y b) para imprimir contenidos ligados con el consumo a partir de enfatizar los valores individualistas de desarrollo personal alejados de la convivencia grupal.
En lo particular en nuestro país se imprimen una serie de rasgos propios y particulares a la reforma, por ejemplo que no ha tenido nada de reforma educativa sino que ha sido una reforma admisntrativa y laboral para restringir derechos y prerrogativas de los docentes. En ningún país del mundo existe algo parecido al SNTE mexicano, en otros lugares los sindicatos o las organizaciones gremiales de maestros sirven como verdearos contrapesos ante los abusos que desde el poder se pretenden imponer en educación.
Lo que tenemos hoy es un hibrido de reforma, que es laboral con rasgos de lo que pretende la OCDE y junto con hacer un ajuste de cuentas de los grupos de poder y del reparto del gran pastel que se divide entre los grupos y las familias de los poderosos.
Es por ello que la lucha de los maestros y maestras mexicanos en los destacamentos democráticos que se oponen a la reforma, es bastante valioso en estos momentos, resistir es la tarea más digna y consecuente en un momento de fuertes imposiciones, ¿Qué pasa en otros países? Habría que acercarse a ver las notas de los países de la región y del mundo latino. En todos ellos hay una fuerte ofensiva en contra de los maestros y maestras a ellos se les ha culpabilizado del fracaso educativo de los gobiernos neoliberales. El escenario sigue bajo un clima de tensión, la coyuntura electoral es un respiro y una oportunidad para hacer avanzar las fuerzas democráticas. Veremos qué es lo que sigue.
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