Para ello, los seis inquilinos de Los Pinos (De la Madrid, Salinas, Zedillo, Fox, Calderón y Peña Nieto) contaron con la complicidad y entreguismo –no gratuito, desde luego– de los poderes Legislativo y Judicial (y el respaldo y la complacencia de los medios de comunicación
), que todo lo permitieron y avalaron para cumplir con el objetivo de poner todo al servicio de la oligarquía.
De acuerdo con información de la Cámara de Diputados, a lo largo de esos 36 años las reformas
constitucionales acumuladas por los citados seis inquilinos de Los Pinos sumaron 496, con énfasis en los artículos 25, 27 y 28 (rectoría del Estado, propiedad de la nación, dominio directo de todos los recursos naturales, sectores estratégicos, etcétera) y las consecuentes cuan depredadoras leyes reglamentarias que permitieron el atraco institucionalizado. Y ninguna de ellas fueron en beneficio de los mexicanos; todas, eso sí, para favorecer a la oligarquía.
Enrique Peña Nieto y Felipe Calderón fueron los que presentaron el mayor número de reformas
constitucionales: 156 y 110, respectivamente: Fox sumó 31, Zedillo 78, Salinas 55 y De la Madrid 66. Por medio de ellas, destruyeron la República y fundaron la empresa privada México, Sociedad Anónima, y ninguno de esos inquilinos de Los Pinos enfrentó el rechazo de los poderes Legislativo y Judicial. ¿Y los mexicanos de a pie? Que se jodan. Miel sobre hojuelas. Ninguno de los presidentes mexicanos superó las proezas
del copetón y Borolas, ni siquiera el innombrable o míster Fobaproa. Y si el régimen neoliberal no hubiera “tropezado en 2018, a estas alturas de la Constitución no quedaría ni la carátula.
En un mar de coimas e intercambio de favores, la mafia de los seis, con sus respectivas pandillas, gozó de todo tipo de apoyos, avales y complicidades, y en nado sincronizado, bien maiceado, todos aplaudieron a rabiar por el gran México moderno
que construían
. Pero se les acabó el festín. Por ello no sorprende la agria cuan ramplona reacción de la derecha –legisladores, partidos políticos, integrantes del Poder Judicial, directivos de los organismos autónomos
, medios de comunicación
y algunos más– ahora que el presidente López Obrador presentó su paquete de reformas (que incluye 18 modificaciones constitucionales y dos legales), en el entendido, como lo ha expresado el mandatario, de que el objetivo es devolver a la Carta Magna de 1917 toda su dignidad, humanismo y grandeza, severamente alterada por el régimen neoliberal, ese camino torcido, un periodo oscuro de nuestra historia. La esencia es rencauzar la vida pública por la senda de la justicia, libertad y democracia, como lo exigieron con sus luchas nuestros antepasados
.
Los constituyentes de 1917, dijo López Obrador, garantizaron el dominio de la nación sobre sus recursos naturales y la soberanía de país, pero al paso del tiempo estos derechos alcanzados por el sacrificio y el sufrimiento de millones de mexicanos fueron perdiendo vigencia, en tanto se restablecían el fuero y los privilegios para una élite política y económica. En el régimen neoliberal toda la vida pública de México estuvo controlada por una minoría ambiciosa y rapaz; México se convirtió en un país de unos cuantos en el que el pueblo no existía
.
Incluidas las más recientes, el presidente López Obrador ha promovido 80 modificaciones constitucionales, con la intención de reivindicar el espíritu, firmeza y objetivos de los constituyentes en la Carta Magna de 1917, siempre en beneficio de todos los mexicanos.
Las rebanadas del pastel
Sudorosa, al borde un ataque de nervios y bote pronto, una de las caras visibles de la oligarquía, el Consejo Coordinador Empresarial, grita ¡NO!
(me toques mi negocio
) a las reformas, especialmente aquellas tendientes a poner fin al periodo oscuro de nuestra historia
.
Twitter: @cafevega
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