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¿Quién tiene la culpa de los 100 mil rechazados en las universidades públicas?, menuda pregunta
* La SEP federal anuncia alegremente que ha creado más de 40 mil nuevo lugares en universidades públicas, pero los estudiantes rechazados se oponen a la media argumentando que ellos quieren clases presenciales y no la modalidad de a distancia, donde son condenados a aprender por medio de una computadora.
Por: Alejandro García Limón
Recientemente un compañero profesor experto en la enseñanza de las matemáticas en el nivel medio superior, me preguntó mi punto de vista sobre la no aceptación de todos los aspirantes a estudiar una licenciatura.
Para él, no todos los que presentan un examen de ingreso a universidades públicas, tienen las aptitudes, y posiblemente tenga razón, pues existen casos de estudiantes que han llegado a culminar el bachillerato literalmente de Panzazo. Pero al mismo tiempo hago la siguiente aseveración ¿De quién es la culpa que esto suceda?
Culpar al sistema es cosa sencilla, responsabilizar a los maestros es mucho más fácil, pero con esto ¿estamos encontrando la solución?, por supuesto que NO es la respuesta.
En las últimas horas hemos escuchado que en todo el país se levantan reclamos de los estudiantes que han sido rechazados para cursar una carrera universitaria y otros cientos de miles más están a punto de recibir la cruel noticia de estar reprobados, y que por lo tanto su única opción será ingresar a una universidad privada, y que lo peor del asunto es que no tienen dinero para la inscripción y tampoco lo tendrán para las colegiaturas.
¿Cuántos estudiantes que no obtengan su ingreso a una universidad publica, son los culpables de su fracaso?, ¿cuántos de ellos han recibido estudios pésimos de primaria, secundaria y bachillerato?, ¿cuántos de ellos padecen desnutrición crónica desde su más tierna infancia?, ¿cuántos de ellos han vivido en la miseria en pequeñas rancherías, colonias olvidadas o unidades habitacionales donde es común encontrar narcomenudeo en cada esquina?
De esos cientos de miles de rechazados universitarios, ¿cuántos habrán sido criados en hogares disfuncionales donde la violencia intrafamiliar es pan de todos los días?
Ahora bien, después de enumerar algunos factores de su posible baja calidad escolar, tenemos que mencionar que por parte de las autoridades educativas también se cuecen habas, al diseñar pésimos programas de estudio, al no mejorar la infraestructura escolar, y al vender la idea de que sólo con estudio se puede triunfar en la vida y de no hacer mucho, o mejor dicho, casi nada para que los jóvenes mexicanos tengan la oportunidad de salir adelante en su proyecto de vida.
Por un lado tenemos estudiantes en pésimas condiciones sociales, y por el otro lado nuestro sistema educativo no tiene nada que ofrecerles porque el modelo ya se agotó.
Hoy en día se estudia una carrera universitaria sin tener la certeza de que al egresar se pueda tener trabajo, hoy en día inclusive los que han cursado una maestría o doctorado están desempleados o subempleados con salarios de hambre y sin garantías laborales.
¿Tiene caso entonces intentar ingresar a una universidad pública?
¿De verdad sólo con estudio se puede salir adelante en esta vida?
¿si los maestros reprueban sus evaluaciones y también los exámenes de ingreso al sistema educativo, por qué habrían de aprobar los suyos los estudiantes?
Por supuesto que sólo con educación podremos sacar adelante a esta nación, por supuesto que no todos los aspirantes a una licenciatura tienen las condiciones para ingresar. Pero si NO están aptos para estudios superiores, el sistema les ofrece estudios técnicos de buena calidad.
La respuesta es simple, tampoco existen suficientes opciones de carreras técnicas, por lo tanto estos rechazados se convertirán en NINI’s, en futuros delincuentes, o en empleados de tercera o de cuarta, con salarios mínimos que a duras penas alcanzarán los 2 mil 100 pesos al mes, sin goce de seguro social, antigüedad, Infonavit, y vacaciones.
¿Qué hacer ante esta situación?, seguir rechazando cada año a cientos de miles de estudiantes, seguir engañándolos de que su futuro está en las aulas.
Por su parte la Secretaría de Educación Pública federal (SEP) anunció este domingo la apertura de cinco mil 30 espacios más en la modalidad presencial en institutos tecnológicos federales, así como en universidades politécnicas y tecnológicas del Distrito Federal y el Estado de México. Estos lugares se suman a los 36 mil 376 previamente anunciados como parte del Programa Emergente de Matrícula de Educación Superior, con lo cual la oferta total asciende a 41 mil 406 espacios educativos. No obstante, cada año más de 100 mil jóvenes son rechazados en el examen de admisión.
Fernando Serrano Migallón, subsecretario de Educación Superior de la SEP, explicó desde finales de junio pasado que esta ampliación de los espacios no implicaría destinar recursos adicionales.
En los últimos días los movimientos de Aspirantes Rechazados de Educación Superior (MAES) y el de Estudiantes No Aceptados (MENA) han expresado su rechazo a la oferta debido a que de los 36 mil espacios anunciados previamente, 22 mil son para estudiar carreras en los sistemas a distancia y abierto.
“No soluciona el problema de fondo. Necesitamos educación presencial, donde podamos convivir con los compañeros, discutir con los docentes, y ellos dicen que en una computadora podemos aprender. Los jóvenes no queremos estudiar en esas modalidades ni en los tecnológicos, que es lo que la SEP oferta”, afirmó Axel Meléndez, vocero del MAES.
Unos pocos adentro, cientos de miles afuera, esa es la cruda realidad de los estudiantes universitarios en México.
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