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Salario docente, incertidumbres y confusiones
Uno de los problemas que la CNTE enfrenta de manera cotidiana es la desinformación, es decir, las noticias falsas y las medias verdades sobre sus demandas y su lucha. Los casos no son pocos.
Entre otros, se encuentran las declaraciones sobre la apertura del Mexe, hasta hoy incompleta; la supuesta abrogación de la reforma educativa, que todavía mantiene el régimen de excepción laboral, y el limitado fondo de pensiones del Bienestar, que no es para todos los trabajadores. Además de éstas, recupero tres ejemplos para explicar el porqué de la inconformidad y la intensificación de las acciones de presión del magisterio.
El pasado 17 de febrero, en gira por Guerrero, se dijo a los maestros de esa entidad que se analizaba hacer lo mismo que en Michoacán, donde ya se había logrado la federalización de la nómina. Desafortunadamente, esto no es del todo así. A los 28 mil trabajadores estatales de la tierra de Ocampo se les sigue negando cualquier movimiento que implique mayores recursos federales, como ascensos, promoción horizontal para mejora salarial, horas adicionales a los docentes de secundaria, cambios de escuela a las zonas de vida cara o la medida del bienestar que se aplicó a los maestros de apoyo a la educación a nivel nacional. En otras palabras, los deja con todas las obligaciones laborales y básicamente sin ningún derecho.
En mayo de 2023 se anunció un aumento salarial de 8.2 por ciento y un incremento especial para que ningún profesor ganara menos de 16 mil pesos mensuales. Ni una ni otra cosa sucedieron. Se otorgó un alza diferenciada cuyo porcentaje fue menor, por ejemplo, para docentes de tiempo completo, y ningún profesor de plaza inicial en educación básica alcanzó la media nacional del IMSS, porque su percepción real, sin impuestos agregados, no es mayor a 14 mil pesos mensuales.
El Día del Maestro del presente año se anunció 10 por ciento de alza salarial. Todavía no se ha explicado oficialmente cómo será la distribución del monto global en los porcentajes concretos que se destinarán a sueldo base y prestaciones. Ojalá no sea necesario esperar hasta después de la jornada electoral del 2 de junio para calcular el impacto real que esto tendrá en la recuperación del poder adquisitivo del magisterio, tan deteriorado en las últimas décadas.
En reiteradas ocasiones se ha dicho que los aumentos son una medida para los trabajadores de la educación federalizados, es decir, se excluye a quienes dependen de los sistemas estatales. En diálogo con los disidentes se informó la aplicación de sólo 4 por ciento al salario base, lo que representa un aumento de alrededor de 200 pesos quincenales para quienes tienen plaza inicial. El incremento restante sería para prestaciones, pero distribuido de forma diferenciada, de manera que el alza total para estas plazas podría alcanzar hasta 350 pesos. Con ello se afecta los maestros contratados con más de 22 horas semanales, tiempo completo, doble plaza, directivos y supervisores, que tendrían un incremento menor en prestaciones.
Luego de la escalada de movilizaciones de la CNTE, que pasaron del plantón en el Zócalo capitalino a los bloqueos del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, que cerraron vialidades y oficinas gubernamentales, centrales de autobuses, instalaciones de Pemex, oficinas de partidos políticos y del INE, tanto en la capital como del interior del país, la respuesta gubernamental fue ofrecer, sin respaldo documental de por medio, un nuevo aumento de 13 por ciento, el cual, en el caso de profesores con plaza inicial, redistribuirá el impacto al sueldo base hasta con 11 y 2 por ciento a prestaciones. Con esto se mantiene un trato diferenciado que divide al magisterio y que lo segrega en niveles de precariedad salarial.
Es de reconocer el temple de los docentes para tomar distancia de las agendas partidistas, su decisión de sostener el plantón frente a las manifestaciones de los dos bloques electorales, desinteresados en resolver las demandas de la CNTE. Es de celebrar que, pese a la desinformación y el monopolio comunicacional en el que sólo se aparecían en las calles y plazas los partidos políticos en campaña, los maestros estén en el centro de la vida nacional, colocando las banderas de izquierda de los movimientos sociales para eliminar las continuidades del neoliberalismo. Entre éstas, la reforma al Issste de 2007, que no sucumbió a pesar de los amparos de más de 2 millones de trabajadores y que prevalece, prácticamente, intacta.
Con información: La Jornada
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