La educación es un trabajo profesional a través del cual se hace circular e intercambiar saberes sociales, nociones del mundo, representaciones de la realidad, etcétera; dicho intercambio simbólico es a través de las interacciones de máscaras y rostros.
Los alumnos y alumnas van aprendiendo en la vida a ponerse máscaras a partir de desnudar su rostro verdadero, van aprendiendo a ponerse rostros a partir de desnudar sus máscaras falsas. Las máscaras evaden la desnudez verdadera, pero en un juego de rostros y máscaras todo cabe incluso el pudor y la hipocresía.
Las máscaras sirven para mostrar y también para ocultar ciertos segmentos de realidad a interés del sujeto, mostrarnos y ocultamos lo que está ligado a los miedos, a los deseos y a una realidad cuestionada, o poco gratificante.
Dime que máscara usas y te diré por quién votarás el próximo 2018. Las máscaras sirven para mostrar los dobleces y desdobleces de personalidad. Deja salir parte de la energía contenida y permita contener aquello que no debe salir porque el sujeto se mete en problemas.
El aula de clase, la escuela y el sistema educativo en su complejidad y totalidad, es un gran escaparate que sirve para mostrar y hacer circular máscaras.
Los docentes son sinceros con sus máscaras que complementan sus rostros, para los docentes las máscaras les sirve para mostrarse a los políticos, usan máscaras para ocultarse y para esconderse hasta de sí mismos.
Es sugerente trabajar con máscaras al interior de la escuela, su técnica está ligada a las identidades, las proyecciones y permiten liberar energía contenida. De igual manera se puede dramatizar, hacer juego de roles, simular personajes y estilos de vida. Todo bajo un escenario que conjuga lo real con lo ficticio. Las personas que están en teatro, que trabajan el arte con este tipo de técnicas y estrategias de proyección.
Para los niños y niñas el juego con máscaras les sirve para dejar salir aquello que comienza a esconderse en su personalidad y que les puede causar problemas si no entienden plenamente lo que está en juego. Pongámonos máscaras y juguemos con ellas a partir de mostrar ese otro yo que cada quien ha llevado puesto en su vida desde hace mucho tiempo.
Y tú, ¿qué máscara quieres ponerte mañana que asistas a la escuela?
Revista Educarnos
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